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AFECTÓ A CARACAS Y OTROS 22 ESTADOS

El gobierno de Nicolás Maduro denunció sabotaje energético

La falla eléctrica, originada en la central de Guri, en el Estado de Bolívar, obligó a la suspensión de la jornada laboral y lectiva.

Un apagón masivo por un fallo en la principal central hidroeléctrica de Venezuela dejó sin corriente a Caracas y a 22 estados. Después de casi 20 horas, buena parte seguía sumida en el colapso y el Gobierno denunció un sabotaje.
La vista de Caracas era la noche del jueves la de una ciudad fantasmagórica. Solo los edificios con generadores propios, especialmente hoteles, iluminaban tibiamente una urbe de más de seis millones de habitantes. A primera hora de este viernes, el Gobierno ordenó la suspensión de la jornada laboral y lectiva. La Administración de Nicolás Maduro “ha suspendido las clases y jornadas laborales el día de hoy, en aras de facilitar los trabajos y esfuerzos para la recuperación del servicio eléctrico en el país, víctima de la guerra eléctrica imperial!”, indicó la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, en su cuenta de Twitter.
Desde la tarde del jueves también se vio afectado el servicio telefónico, tanto de voz como de datos, y el metro de la capital interrumpió los viajes, obligando a miles de personas a buscar medios alternativos de transporte o a caminar kilómetros hasta sus hogares. El corte también afectó al aeropuerto de Maiquetía y el tráfico entre la costa y el distrito metropolitano de Caracas. El personal de migración tuvo que operar de forma manual, sin acceso a las bases de datos, y se cortó la información sobre los vuelos y las conexiones. La mayoría fueron cancelados.
El origen del apagón está en Guri (Estado de Bolívar), una de las mayores represas de generación de energía eléctrica en América Latina, sólo superada por la de Itaipú (entre Brasil y Paraguay). Bien entrada la noche, más de cinco horas después, el servicio seguía sin restablecerse. En algunos sectores de Caracas algunos locales hicieron sonar cacerolas en señal de protesta. La escalada continua de precios, que varían de una semana para otra, ha obligado a la mayoría de comercios y vendedores ambulantes a hacer uso de medios de cobro electrónicos. En consecuencia, el apagón se ha dejado sentir con fuerza en el comercio: sin luz, prácticamente ninguna transacción puede llevarse a cabo. “Sin electricidad no puedo comprar”, se quejaba la abogada Adriana Bellorín en declaraciones a la agencia France Presse. Aún no se conocen sus efectos en los hospitales, que operan en precarias condiciones, pero el apagón ha repercutido en el clima político en un momento de tensión de por sí ya elevada. El Gobierno de Nicolás Maduro, a través de la Corporación Eléctrica Nacional, ha denunciado un “sabotaje” sobre la represa. “Esto es parte de la guerra eléctrica contra el Estado. ¡No lo permitiremos! Estamos trabajando para recuperar el servicio”, ha dicho el ente público en su cuenta de Twitter. En la misma línea, el ministro de Energía, Luis Motta Domínguez, ha achacado el corte a un hecho voluntario: “Hemos sido objeto nuevamente de la guerra eléctrica. Esta vez nos atacaron la generación y transmisión (...) en Guri”. Es “un sabotaje criminal, brutal”, que trata de dejar a Venezuela sin suministro durante “varios días”, ha agregado el titular de Comunicación y uno de los hombres más cercanos a Maduro, Jorge Rodríguez, al tiempo que aseguraba que el servicio eléctrico había retornado en su totalidad en la zona oriental del país -algo que los ciudadanos de esa región han desmentido- y el pronto regreso del suministro al resto del territorio.

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