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TÚNEZ

Protestas tras la inmolación de un joven periodista: seis policías resultaron heridos

Abderrazak Rezgui se prendió fuego luego de dejar un mensaje en contra del gobierno a raíz de los ocho años “de promesas incumplidas”.

Seis agentes de las fuerzas de seguridad tunecinas fueron heridos en los enfrentamientos nocturnos producidos este lunes en la región de Kasserine como protesta ante la muerte por la inmolación de un periodista local, informó ayer el vocero del Ministerio del Interior, Sofiene Zaag.
Según esta misma fuente, los manifestantes bloquearon varias rutas con neumáticos que habían quemado previamente y lanzaron piedras contra las unidades de intervención que lograron arrestar a tres personas.
La víctima, Abderrazak Rezgui, un camarógrafo que trabajaba en una cadena privada de televisión, murió este lunes a causa de las heridas sufridas al prenderse fuego en la plaza pública de la ciudad.
Antes, Rezgui compartió un video en directo en las redes sociales en el que explicó que con su acción pretendía iniciar una revolución como la que se desató hace ocho años tras el suicidio del joven Mohamad Bouazizi en la localidad vecina de Sidi bou Sid.
Aquella acción desencadenó una marea de protestas sociales en las zonas rurales de Túnez que pronto se propagó a la capital y que obligó a abandonar el país al dictador Zine El Abidine Ben Ali en lo que fue el estallido que dio inicio a la denominada Primavera Arabe.
En su mensaje, el periodista denunció la marginalización y la precaria situación social que sufre la región, una de las más pobres y deprimidas del interior de Túnez, y que afecta especialmente a jóvenes desempleados.
“He decidido hoy poner en marcha una revolución. Quien quiera apoyarme será bienvenido. Voy a protestar solo, voy a inmolarme y si al menos una sola persona logra un puesto de trabajo gracias a mí, estaré satisfecho”, declaró frente a la cámara, consignó la agencia de noticias EFE.
Asimismo invitó a los jóvenes de Kasserine a salir a la calle para reclamar sus derechos tras ocho años de “promesas incumplidas” formuladas durante la llamada “revolución del Jazmín”.
Por su parte, el Sindicato Nacional de Periodistas Tunecinos amenazó con una huelga general y acusó al Estado de “contribuir a transformar el sector mediático en un foco de dinero sucio que sirve a intereses particulares, sin control y sin respeto por las leyes y la normativa laboral”.
Pese a que su transición política es aún el único éxito que queda de las Primaveras árabe, Túnez sigue sumido en una grave crisis económica y social sostenida en los mismos problemas que llevaron a la revolución: el desempleo, que asciende al 35% por entre los jóvenes, y la corrupción, endémica en el país.
La falta de políticas económicas llevó al Gobierno a pedir un préstamos al FMI.

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