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La policía reprimió a los “chalecos amarillos” que se manifestaron en París.
ALZA DE COMBUSTIBLES EN FRANCIA

Masiva protesta contra Macron

Murió una persona y varias resultaron heridas durante la movilización ciudadana.

El movimiento de los "chalecos amarillos", movilización ciudadana contra el presidente francés Emmanuel Macron y el alza de los precios de los combustibles, congregó ayer sábado a más de 250.000 personas en Francia y se vio empañado por varios accidentes, uno de ellos mortal.
Una manifestante murió en los Alpes, en el transcurso de la protesta, tras ser arrollada por una conductora que entró en pánico después de que los manifestantes golpearan su coche. En el norte, un peatón también fue atropellado y se encuentra en situación de "urgencia absoluta". Otros incidentes causaron 47 heridos, tres de ellos graves, según fuentes oficiales.
Además, se vivieron altercados con las fuerzas de seguridad o entre "chalecos amarillos" y automovilistas que no manifestaban.

Suba de combustibles
Los "chalecos amarillos" -en referencia a las prendas fosforescentes que debe utilizar todo automovilista en caso de incidente en una carretera para tener una mayor visibilidad- protestan contra el alza del precio de los combustibles decidida por el gobierno que instauró nuevas tasas con fines ecológicos, pero también contra la política "injusta" del gobierno, que limitaría, según ellos, el poder adquisitivo.
El ministerio de Interior estimó que hubo más 2.000 protestas en todo el país, con la participación de unas 250.000 personas. 
En París, la célebre avenida de los Campos Elíseos quedó parcialmente cerrada por la policía para evitar que los manifestantes pudiesen marchar por ella como pretendían.
Los "chalecos amarillos" permanecieron en la plaza de la Concorde y algunos lograron llegar a escasos metros del Palacio del Elíseo en donde se vivieron tensos momentos con las fuerzas de seguridad desplegadas para impedir que protesten en las puertas de la presidencia francesa.
El miércoles, el gobierno anunció un alza de las ayudas para los hogares con ingresos más modestos destinadas a cambiar los modelos de coches viejos por más modernos y pagar las facturas energéticas.
El mismo día, el presidente Emmanuel Macron pronunciaba un inédito mea culpa, al admitir que no había conseguido "reconciliar al pueblo francés con sus dirigentes", una de sus promesas de la campaña.

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