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INTERNACIONAL

EE. UU. y México cierran preacuerdo comercial bilateral

Estados Unidos y México han alcanzado un principio de acuerdo después de más de 13 meses de difíciles negociaciones, marcadas por las tensiones entre ambos países, para sustituir al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), un marco que también incluye a Canadá y lleva 24 años en vigor. Ahora comienzan las conversaciones con el Gobierno canadiense para su posible incorporación, complicadas por la manifiesta enemistad entre Trump y Justin Trudeau. Washington ha puesto en duda que el nuevo marco vuelva a ser cosa de tres.
“Nos vamos a librar de ese nombre [Nafta]”, dijo ufano Donald Trump este lunes en la Casa Blanca, “lo vamos a llamar el Acuerdo Comercial Estados Unidos-México”. A la espera de una ceremonia formal, la escenificación del pacto evidenció que el Gobierno de Peña Nieto ha vuelto a perder la batalla de la imagen con Trump. Desde el Despacho de Oval, con todas las cámaras apuntando al inquilino de la Casa Blanca, este llamó a Peña Nieto, a quien tanto en Estados Unidos como en México solo se le escuchó a través del altavoz del teléfono de Trump.
El TLC (Nafta, en sus siglas en inglés) constituye una zona libre de comercio en la que viven 450 millones de personas y que mueve más de un billón de dólares al año. Trump llegó a la Casa Blanca tachándolo de “peor acuerdo de la historia”, culpable de la pérdida fuelle fabril de Estados Unidos (por la competencia con costes más baratos), dentro de batalla generalizada contra el déficit comercial. Las negociaciones comenzaron en agosto de 2017 bajo la amenaza de ruptura y llenas de crispación por los continuos ataques del mandatario estadounidense a su vecino del Sur por la inmigración.
En los últimos meses, sin embargo, la victoria electoral de Andrés Manuel López-Obrador, por quien el republicano expresa una sorprendente simpatía, ha allanado el camino al consenso, al igual que la presión de las empresas estadounidenses, muy golpeadas ya por la guerra comercial con China y preocupadas por los efectos de una ruptura del TLC. En noviembre, además, se celebran las elecciones legislativas, a las que Trump quiere llegar con una de sus promesas estelares en vías de cumplimiento.
La oficina de Representación Comercial estadounidense planea presentar la carta sobre el acuerdo en el Congreso antes de que finalice esta semana. Tras este trámite, deben transcurrir 90 días -según fija la ley en EE. UU.- para que el Gobierno pueda firmar el acuerdo.
Además, la vigencia del acuerdo será de 16 años, prorrogable a otros 16, y se revisará cada seis años para modernizarlo y resolver posibles problemas, según concretaron más tarde fuentes de la Administración estadounidense.

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