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INTERNACIONAL

Guardias de Kim no dejarían pasar “ni una hormiga”

Cuando el líder norcoreano Kim Jong-un bajó las escaleras para cruzar la frontera para reunirse con el presidente surcoreano estaba rodeado por un grupo de escoltas cuidadosamente elegidos por su condición física, su puntería, sus conocimientos de artes marciales y también su apariencia.
Los hombres vestidos con elegantes trajes y con corbatas azules todas iguales, marcharon muy cerca del líder norcoreano, a medida que este se acercaba a la línea que demarca la frontera donde lo esperaba su homólogo surcoreano, Moon Jae-in.
Corea del Norte es una de las sociedades más controladas del mundo, pero aun así la seguridad que rodea a su líder es férrea y el gobierno deja nada al azar.
Los extranjeros que asisten a algún evento donde Kim pueda estar presente deben pasar por controles de seguridad que pueden durar horas y entregar todos sus aparatos electrónicos, incluyendo sus teléfonos móviles.
La unidad que se encarga de la seguridad del líder es una institución de elite muy cercana al núcleo del poder norcoreano.
Todos los años, son los encargados de las piezas maestras de los festivales de las flores de kimjongilia y de kimilsungia, que honran la memoria del abuelo y del padre de Kim.
Ri Yong Guk, un desertor norcoreano que sirvió como guardaespaldas de Kim escribió en su libro de memorias publicado en 2013 que en sus viajes por el país para inspeccionar unidades militares, fábricas o granjas, el líder norcoreano está resguardado por hasta seis capas de centinelas que lo protegen.

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