GIRA DE FRANCISCO

El Papa llegó a Perú tras defender a obispo acusado de encubrir abusos

Antes de dejar Chile, el pontífice habló sobre el polémico cura. “El día que me traigan una prueba, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”, aseguró.

El Papa Francisco aterrizó ayer por la tarde en Perú, uno de los países más católicos de Latinoamérica, dividido por una crisis política que ha reabierto viejas heridas de una época de abusos a los derechos humanos.
El sumo pontífice y su comitiva arribaron a una base de la Fuerza Aérea ubicada junto al aeropuerto internacional Jorge Chávez de Lima, en un Airbus 321 de Latam, que fue escoltado por aviones de combate desde que ingresó a cielo peruano procedente del puerto chileno de Iquique.
El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, y líderes de la Iglesia Católica esperaron al primer Papa latinoamericano para darle la bienvenida a Perú, donde estará hasta el domingo.
La máxima autoridad de la Iglesia Católica partió luego hacia el monumento de la Virgen del Inmaculado Corazón de María, ubicado frente al mar, donde se detuvo para orar. Francisco abordó luego un papamóvil para recorrer una de las principales avenidas de Lima, donde miles de personas y familias enteras lo saludaron hasta llegar a la Nunciatura Apostólica de Lima.
La culminación del viaje a Chile estuvo signado por la polémica. El Papa Francisco defendió a Juan Barros, obispo de Osorno al que algunas víctimas acusan de encubrir abusos sexuales a menores de edad. A su llegada al aeropuerto de Iquique, última escala de su periplo por Chile, el sumo pontífice se acercó a un grupo de periodistas a los que les manifestó: “El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar”. 
 

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Además, antes de marcharse hacia el Campus Lobito, en donde ofició su tercera misa en Chile, agregó: “No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”. 
Esta es la primera vez que Francisco se refiere específicamente al caso de Barros, que centró la atención durante su visita pastoral a Chile. Barros, de 61 años, es cuestionado en su país por supuestamente haber encubierto al sacerdote Fernando Karadima, a quien la santa sede consideró responsable de abusos sexuales a menores, sentenciándolo a un retiro de por vida de sus funciones. 
Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, asegura que Barros estaba presente cuando se cometían los abusos en su contra. Asimismo, lo acusa de ignorar o romper las denuncias que intentaban hacerle llegar las víctimas al fallecido cardenal Juan Francisco Fresno cuando él era su secretario. 
Las críticas hacia Barros se multiplicaron después de que estuviera presente en las misas que el Papa ofició el martes en el Parque O’Higgins de Santiago y el miércoles en Temuco, así como por haber llegado a Iquique para participar en la última misa del pontífice. 
En su primera actividad pública en Chile, en La Moneda (casa de gobierno del país), Francisco había pedido el martes perdón por “el daño irreparable” causado a menores por miembros de la Iglesia en Chile, y había afirmado sentir “dolor y vergüenza”. 
Tras la defensa del Papa a Barros, Cruz publicó en su perfil de Twitter: “Como si uno hubiese podido sacarse una selfie o foto, mientras Karadima me abusaba a mí u otros con Juan Barros parado al lado viéndolo todo Estas personas desde arriba están locos y el Papa habla de reparación a las víctimas. Seguimos igual y su perdón sigue siendo vacío”.

Saludo a argentinos
Francisco agradeció la presencia de los fieles argentinos que cruzaron la frontera para estar presentes en los actos que celebró, al concluir la misa en la norteña Iquique, último acto de su visita a Chile. 
“Y quiero agradecer la presencia de tantos peregrinos de los pueblos de Bolivia, Perú y, no se pongan celosos, especialmente de los argentinos que son mi patria”, dijo.
 Luego, repitió el agradecimiento a los “hermanos argentinos que me acompañaron en Temuco, en Santiago y acá en Iquique”.