El independentismo catalán prepara otra contundente movilización en forma de una huelga general para reforzar el plan de ruptura con España que promueve el gobierno regional después del accidentado referéndum que se celebró el domingo.
Al paro convocado para hoy lo respaldan las centrales gremiales Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT), las organizaciones separatistas Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Omnium, los anarquistas de la CUP -aliados del presidente Carles Puigdemont- y asociaciones estudiantiles de toda la región.
La consigna principal es condenar lo que califican “la represión salvaje” del gobierno de Mariano Rajoy durante los operativos de desalojo de colegios electorales con los que se intentó impedir la votación separatista, considerada ilegal por la Justicia.
Pero el verdadero trasfondo de la convocatoria consiste en exhibir fortaleza política y dar coraje a Puigdemont y a su gobierno para que cumplan su palabra de proclamar la república catalana independiente esta misma semana.
El presidente regional abrió la noche del domingo la puerta a dar ese paso, cuando dio por válidos los resultados de la votación pese a que se celebró en condiciones precarias y sin garantías de un escrutinio imparcial. Según los datos de los organizadores, 2,3 millones de catalanes (de un padrón de 5,3 millones) se sumaron a la desobediencia y salieron a votar. El 90% optó por el sí a la independencia.
“Llegó la hora. Vamos a dar una respuesta cívica, unitaria y contundente”, dijo ayer a la mañana Jordi Sánchez, presidente de la ANC, en su llamado al paro general.
El gobierno catalán, que oficialmente no convoca la huelga y se limita a diseñar un cronograma de servicios mínimos, espera dar un mensaje contundente, que incluya una manifestación con decenas de miles de manifestantes en Barcelona.
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