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ENFOQUE

Ruidos económicos y políticos en el G-20

Nadie descarta en el mundo actual un "súbito stress financiero", léase "crisis" y los países que componen el G-20, cuyos mandatarios se vieron la cara en Hamburgo, deberían saberlo porque así lo hizo saber allí la número uno del FMI, Christine Lagarde.
"Dejada sola, esta constelación de preocupaciones podría ser una receta para un súbito stress financiero, en momentos en que las economías mundiales también siguen luchando con varios problemas a largo plazo", advirtió Lagarde durante una presentación que hizo en Alemania.
Entre esos ejes problemáticos, la funcionaria internacional mencionó, a tono con la nueva retórica del organismo, "la excesiva desigualdad económica, bajo crecimiento de la productividad, una población que envejece y las brechas de género".
Las advertencias vienen en línea con el planteo de los últimos informes del FMI: la crisis financiera internacional parece haber quedado atrás y se observa un crecimiento algo más acelerado en la economía mundial, pero nadie se anima a pronosticar hasta cuando.
Es que los riesgos económicos crecen, a partir de las bajas tasas de interés en los países desarrollados mientras que en Estados Unidos el crecimiento podría desacelerarse y el boom del crédito en China quizás encuentre en algún momento un freno súbito.
Lagarde destacó que el crecimiento ya cumplió "un año" pero que el clima que debe primar es de "cauto optimismo" porque "aún se necesitan esfuerzos de política para fortalecer la recuperación y construir economías más inclusivas".
En ese contexto, la pregunta por el liderazgo global en un momento de profundos cambios a partir de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos es el necesario telón de fondo de la cuestión económica.
Así lo planteó el diario The New York Times, que advirtió que alguna vez Estados Unidos fue el país "dominante" en el marco del G-20 pero que ahora se ve "aislado".
"Durante años Estados Unidos fue la fuerza dominante y planteó la agenda de las reuniones anuales de los líderes de las más grandes economías mundiales. Pero este viernes, cuando el presidente Trump se encontró con otros líderes en la conferencia del G-20, encontró que el país está aislado en todos los temas, desde comercio hasta cambio climático", subrayó el diario.
El cambio es notorio: "Mientras que los líderes estadounidenses previos veían su poder como una 'fuerza benevolente' y su intención era la de esparcir la prosperidad en el marco de mercados abiertos y cooperación internacional, Trump se muestra como un nacionalista, unilateralista y proteccionista, ávido de salvar los puestos de trabajo de su país".
En ese contexto, destacó el matutino, "ningún país es lo suficientemente grande o poderoso como para imponerle reglas al resto".
"Al dar a conocer su visión, Trump se alienó de sus aliados e hizo aparecer a Estados Unidos como su propia isla privada", enfatizó en duros términos una nota publicada en las últimas horas.
Estas escenas son hoy parte de un panorama global cambiante, que muestra potenciales riesgos para todos los jugadores, incluso los más grandes.
Debe notarse que es el "mundo" al que el presidente Mauricio Macri plantea "volver" y que muestra a una Sudamérica sumamente desdibujada -sobre todo a partir de la crisis política y económica brasileña.

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