La plaza Eusebio Marcilla, que siempre fue un punto de encuentro para una gran cantidad de gente, hoy se ve vacía.

Movimiento. Marisol Cornago, que atiende con su padre el histórico comercio de repuestos de autos, advierte que es notable la calma en la plaza: “Tiempo atrás casi que no podíamos ni dormir y ahora está muy tranquilo. En este momento se cumple con las restricciones”.

Menor actividad comercial. Al principio, Rosana Cairo y Nicolás Ruggeri recurrieron al delivery para entregar los pedidos en su cotillón, hasta que les habilitaron la reapertura. “Si bien no fue lo mismo que con el negocio abierto, pudimos manejarnos”, señalan.

Sin actividad. La presidenta del Club Junín, Adriana Summa, señala que el pago del sueldo a los 16 empleados más allá de los profesores que prestan un servicio es muy complejo. “Estuvimos tratando que los socios paguen la cuota por medios electrónicos, y desde el martes pasado tenemos abierta la Secretaría para poder pagar ahí”, señala.