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UNA TENDENCIA QUE GANA TERRENO

Dormir en camas separadas: ¿afianza o deteriora la relación?

Aunque sigue siendo para muchos una señal de que algo en el matrimonio no anda bien, el no compartir lecho para dormir resulta una práctica cada vez más común. Ya sea para estar más cómodos, descansar mejor o estimular su sexualidad, cada vez más parejas optan por camas separadas y no dudan en reconocerlo abiertamente. Pero más allá de preferencias personales... ¿en qué medida hacerlo repercute sobre la relación?
Para los especialistas en medicina del sueño no hay duda de que dormir en camas separadas es en general la mejor opción.  Y es que las discordancias alrededor del aire acondicionado, los ronquidos y los movimientos bruscos durante el sueño, así como los distintos horarios para acostarse y levantarse de cada uno -sostienen- son situaciones frecuentes del colecho que terminan afectando el buen dormir.
Así lo muestra entre otras investigaciones un estudio del sueño en cuarenta parejas realizado en la Universidad de Surrey, Inglaterra. “La gente cree que duerme mejor cuando lo hace con su compañero, pero las evidencias muestran lo contrario. Cuando las parejas duermen juntas, una de las dos personas se mueve y hay un cincuenta por ciento de posibilidades que esto perturbe el sueño del otro”, cuenta el sociólogo Robert Meadows, su autor.
Lo cierto es que los movimientos bruscos durante la noche no son por lejos la principal razón que mencionan quienes optan por cuartos separados para dormir. “No sería nada si sólo se moviera o me diera patadas, el problema es que ronca como un león”, confiesa Julia, una platense que hace más de quince años que decidió que se “divorciaba o cambiaba de habitación”.
“El mal sueño no sólo puede derivar en depresión, enfermedades cardíacas, problemas pulmonares y  accidentes de tráfico, también en divorcios”, reconoce el doctor Meadows, quien si bien es partidario de las camas separadas sostiene que “si los dos descansan bien durmiendo juntos no hay necesidad de cambiar. El punto es no tener miedo a cambiar cuando no es así”.

Más allá del descanso
Como reconocen muchas parejas que duermen en camas, cuartos y hasta en casas separadas, las ventajas que ofrece hacerlo van más allá de descansar bien. “Te da más autonomía para leer o quedarte mirando tele hasta tarde sin sentir que estás molestando al otro y además le quita rutina al sexo, porque implica tomar la iniciativa de pasarse de habitación, que es distinto a estirar la mano para tomar algo que está ahí”, cuenta Julia.
Claro que la práctica puede tener también sus desventajas. “Cada pareja funciona con una distancia propia, por lo cual dormir separados no resulta igual en todos los casos -explica la terapeuta de parejas Marcela García Feijoo-. Mientras que a algunos los estimula, a otros los hace sentir que los aleja o los priva de un momento de contacto físico más allá de la sexualidad. En ese sentido, para que funcione bien tiene que ser una decisión basada en un fuerte convencimiento por parte de los dos”.

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