Si bien cada día más gente realiza actividades recreativas y deportivas al aire libre, lo que es muy positivo para el cuidado de la salud, las altas temperaturas del verano pueden convertirse en un factor central a la hora de realizar una actividad física, fundamentalmente por los efectos negativos que pueden ejercer el sol, el calor y la deshidratación, así como también es necesario tener en cuenta el estado de salud y la edad de la persona, advierten los especialistas.
“La actividad física es adecuada y es un beneficio siempre, pero lo importante es que para que sea beneficiosa, hay que ver factores como la edad, la salud y aptitud de cada uno; si es verano, invierno; si es en el agua, al aire libre o lugar cerrado”, destacó el doctor Jorge Franchella, a cargo del Programa de Actividad Física y Deporte del Hospital de Clínicas porteño.
Por este motivo, el especialista remarcó que “el entrenamiento debe ser individual porque los objetivos elegidos tienen que ser posibles y no implicar riesgos para la salud. La intensidad de un esfuerzo tiene que estar en un rango adecuado y debe incrementarse, al igual que la cantidad, en forma progresiva”.
Asimismo, advirtió sobre la importancia de “tomar agua en forma permanente; se deben tomar líquidos antes, durante y después del ejercicio. Deben ingerirse alrededor de 120 a 150 ml de líquido cada 15 a 20 minutos aproximadamente”, y añadió que el mecanismo de la sed es “un signo tardío de falta de líquido en el cuerpo”.
El médico sostiene que “actualmente hay una mayor predisposición y deseos de la gente de hacer actividad física; en la tercera edad para mantenerse saludable y en los adultos porque se está tomando conciencia de los efectos del estrés, en tanto los jóvenes son los que tienen una gran predisposición más allá de la tecnología que los mantiene bastante tiempo sin movimiento”.
Las capacidades individuales
Los médicos insisten en un punto clave. “No podemos dar las mismas recomendaciones de actividades para todos, siempre conviene tener la prescripción médica y un profesor que pueda ver la situación de cada uno, aunque esté en grupo”, advirtió Franchella, quien ejemplificó que “cuando se dan las mismas indicaciones o rutina para todos, no se tienen en cuenta las posibilidades y capacidades individuales”.
En este sentido, se señala que es negativa para la salud la exigencia física no acorde a la capacidad de la persona, que muchas veces se da cuando no hay control médico o de un profesional entendido.
“Cualquier cosa que se exija y sea un exceso puede producir algo negativo, por eso es importante el control más allá de que le digamos a la gente que tenga un estilo de vida activo, porque cuando ese estilo de vida llega a intensidades mayores, necesitamos ciencia, medición, dosis”, dijo Franchella frente al hecho de que mucha gente no hace controles.
Otras recomendaciones formuladas por el Programa del Clínicas se vinculan con los horarios adecuados para el ejercicio físico, especialmente por la mañana temprano o por la tarde, luego de la caída del sol.
Asimismo, señalaron que teniendo en cuenta que la mayoría de las plazas son de cemento, “conviene realizar deportes acuáticos, donde el cuerpo pierde 25 veces más calor, pero, de no ser posible, se recomienda buscar lugares que sean frescos, donde corra brisa o viento”.
Los expertos reiteran que la vestimenta debe adecuarse a las condiciones climáticas. “En días de calor es preferible usar ropa liviana, de colores claros y telas que retengan la humedad. No es bueno salir sin remera y no se debe olvidar la protección de la piel ante los rayos nocivos del sol”.
“Además no hay que olvidar que las temperaturas en verano son más elevadas en los últimos años, por lo que hay que reafirmar la importancia de encarar estas disciplinas con mayor conciencia”, advierten.
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