florecera la vida lincoln
Antonela Costa creó “Florecerá la vida” en el 2020, en plena pandemia.
HISTORIAS DE VIDA

Comenzó haciendo papel plantable y hoy tiene una empresa que no para de crecer

“Florecerá la vida” nació en pandemia con el objetivo de lograr un proyecto que le llenará el alma a su creadora, Antonela Costa. Así, la linqueña logró crear un negocio de packaging ecológico con ideas innovadoras y que, además, fomenta el cuidado del medio ambiente.

Antonela Costa es de Lincoln y en el 2020, durante la pandemia, comenzó a buscar un proyecto que le llene el alma. Así, luego de visitar distintas páginas webs, encontró a una española que producía papel plantable.

Se puso a investigar y así logró crear “Florecerá la vida”, un proyecto que genera tarjetería ecológica por un lado y por el otro, la reproducción de plantas. Es decir, realiza papel reciclado hecho a mano con agregados de semillas que luego germinan al colocarlo en la tierra luego de haberlo utilizado. 

“Hacía tiempo que buscaba dedicarme a algo que me llenara el alma y que me haga levantar con ganas todas las mañanas. Por eso, cuando descubrí este proyecto, no dudé en comenzar”, relató Antonela y contó que, además, “soy amante de las plantas y me encanta escribir. Es decir, combiné dos pasiones”. 

De esta manera, la emprendedora puso manos en acción y comenzó a darle forma a esta idea ecológica. Empezó reciclando carpetas y hojas del colegio viejas de su hijo. Todo a mano, porque en ese momento, no tenía ninguna herramienta. “Comencé a trozar, mi mamá me prestó un mixer y generé una pulpa de papel. Luego, le agregué las semillas de lechuga que tenía en casa y a los pocos días empecé a ver los primeros brotes”, relató emocionada y agregó “ahí creí en el proyecto, comencé a especializarme y no paré más. Hoy por hoy, la hoja que hago de papel reciclado con semillas queda perfecta, ideal para imprimir”.

En ese sentido, Antonela manifestó que, en el mes de mayo, “Florecerá la vida” cumplirá cuatro años y que nunca imaginó semejante crecimiento. “A los pocos meses que comencé, fue un boom todo. Me empezaron a llegar pedidos de todas partes del país”, contó y agregó “hoy sigo trabajando de la misma manera, participando de muchos proyectos y conociendo gente con la misma energía y ganas de cambiar nuestro planeta”. 

 

Sus productos

El emprendimiento está abocado a la producción de tarjetería y sobres de papel reciclado con semillas plantables, es decir, packaging ecológico. Así, las plantas que se pueden producir son hortalizas y algunas flores como amapolas. De esta manera, se intenta generar conciencia y cuidar el medio ambiente. “Los mensajes que me llegan siempre son muy lindos, los clientes me mandan videos y fotos del paso a paso y de cuando comienzan a salir los primeros brotes”, señaló la emprendedora linqueña que este año participó en la Octava Edición del Premio Mujer Empresaria Bonaerense, organizado por la Federación Económica de la provincia de Buenos Aires (FEBA) y por el Centro Unión Comercio e Industrias (CUCI) de Lincoln. 

Además, sostuvo que, “en nuestro país existen muchos emprendimientos similares e incluso grandes empresas, pero aun así recibo pedidos de distintos puntos de Argentina, como Salta, Córdoba, Mendoza, Catamarca, Jujuy, Tierra del Fuego y obviamente de toda la provincia de Buenos Aires”, y añadió “soy consciente que el precio a veces no se justifica por más artesanal que sea el producto, entonces intento no llegar al nivel de tener que cobrar una locura”. 

En esa línea, Antonela explicó que “la idea es que todos podamos tener algo que sea natural y que no contamine el medio ambiente. Mi objetivo es generar y contagiar y que cada vez seamos más los que elijamos otras opciones”, y resaltó que “si bien creo que todavía falta muchísimo, comparado a cuando arranqué, hemos avanzado bastante en la concientización del cuidado del planeta. Hoy por hoy muchos emprendedores y empresas intentan reducir el consumo de papel o de buscar opciones más ecológicas y saludables”. 

 

Su futuro

Antonela no se detiene. Y el proyecto que comenzó despacito en el 2020, hoy le abrió otras puertas y la invitan a seguir creciendo. Así, a través de tres simples acciones como “reducir, reutilizar y reciclar”, ya sueña con tener su propia librería ecológica. “Mi desafío a futuro está encaminado, pero falta mucho todavía. Sueño con tener un espacio que ofrezca todo tipo de productos, desde lápices a las fotocopias en papel reciclado”, concluyó.

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