PASO cruzadas por  un clima de dudas
LA PROVINCIA

PASO cruzadas por un clima de dudas

La política bonaerense se hace preguntas para las que no encuentra respuestas. Navega en la incertidumbre de un proceso electoral que está llegando a su fin sin tener certezas suficientes que otorguen tranquilidad. Es un fenómeno que la propia dirigencia considera atípico. “Son las Primarias con más incógnitas de los últimos tiempos”, reflexionan en los campamentos de las principales fuerzas políticas.

Existen una serie de factores que hacen más difícil que lo habitual auscultar al electorado. Las encuestas han demostrado una vez más su poca fiabilidad. Profesionales de la comunicación refieren que cada vez se hace más difícil tomarle la temperatura al electorado. Ese factor hace que sea muy difícil que los sondeos que reciben tanto oficialismo como oposición sean tomados como verdades reveladas. 

Esa cuestión se enlaza con otra. Hasta el momento, los procesos electorales que se registraron en varias provincias marcaron un descenso en la participación ciudadana. Es un fenómeno que lentamente va creciendo, como si una porción cada vez más grande del electorado hubiera decidido transformar en optativo el voto obligatorio.

Por lo pronto, el oficialismo ha sacado la cuenta de que necesita que mucha gente vaya a votar. Si quiere salir bien parado de las PASO en la Provincia, requiere que la maquinaria electoral que manejan los intendentes, en especial del Conurbano, funcione a la perfección.

Ese análisis se sostiene bajo la premisa del mencionado desencanto ciudadano. En Unión por la Patria creen que hay una porción del electorado que votó en 2019 al actual oficialismo pero que enojado con la marcha del gobierno nacional y los magros resultados económicos, no querría volver a depositar su confianza en el peronismo ni tampoco en la oposición. Y que, en consecuencia, no iría a votar.

Sobre ese impreciso caudal electoral está machacando el peronismo. El gobernador Axel Kicillof viene blanqueando esa inquietud en los últimos actos donde hizo eje en la tarea de la militancia casa por casa para convencer a los que piensan abstenerse de ir a votar. En esa misma lógica se inscribe el mensaje oficial de que lo que importa son las Primarias. Para octubre, luego se verá.

En Juntos por el Cambio también se hacen cuentas al respecto. Hay más preocupación sobre el comportamiento ciudadano en el campamento de Horacio Rodríguez Larreta que en el de Patricia Bullrich. El alcalde porteño cree, en una lectura si se quiere opuesta a la que hace el peronismo, que en ese sector de desencantados hay un votante moderado que podría inclinarse hacia su figura. En el caso de Bullrich no es que se desdeñe el porcentaje de participación, pero en principio parece congregar un votante mucho más definido, resuelto a ir a votar.

La coalición opositora navega estos últimos días de campaña abrazada a otra incógnita. Si bien desde los equipos de campaña de Larreta y Bullrich aseguran que están ganando en territorio bonaerense, reconocen que las diferencias son mínimas. Son números bien apretados. Unos y otros admiten que el desenlace electoral en Juntos por el Cambio, es una moneda en el aire.

Otro de los fenómenos que acaso aparezcan y difícil de proyectar tenga que ver con la tracción hacia el resto de la boleta que puedan generan los intendentes que, salvo excepciones, miden mejor que los candidatos nacionales. ¿Serán remolcadores para el resto de las categorías o su empuje quedará acotado al tramo local de la oferta? 

Son solo algunos de los interrogantes que la política bonaerense se hace por estas horas, en el tramo final de una campaña atípica.

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