Las redes sociales

La organización norteamericana recibe información de las redes sociales de todo el mundo y la envía a un determinado país. "En el caso de Argentina, nos lo pasan; todos los días recibimos los reportes con lo ocurrido en el país en estos temas, a partir de esa denuncia tenemos una Unidad Tecnológica que los analizan y si es urgente, es decir que hay un niño en peligro, intervenimos nosotros y si no la Fiscalía de la provincia correspondiente", señaló Enrique del Carril.
El director del CIJ explicó que "los reportes vienen categorizados en cuatro niveles: 1, 2, 3 y E". Con respecto a las tres primeras que son específicas del tema, "la 1 es la más urgente y se aplica cuando hay un abuso en ejecución; la 2 cuando hay un indicio de relación con menores y la 3 cuando hay imágenes que parecerían ser inéditas, porque en esto hay mucha viralización", agregó.
"Estamos en niveles altos pero se mantienen, son esas cosas que siempre crecen, que hay un incremento constante pero no un salto grande", precisó al cuantificar la ocurrencia de este tipo de delitos.
Frente a los hechos dentro de las categorías 1, 2 y 3, la ONG estadounidense "nos avisa y nos ponemos a trabajar inmediatamente; para identificar a la persona usamos técnicas de buceo de redes sociales, de Internet y de todos los lugares para llegar a la persona real y después hacemos el allanamiento y el rescate del niño o niña".
El número de casos es importante, se lamentó el funcionario judicial, quien recordó que entre los que lograron desbaratar hay uno paradigmático, que fue la operación "Angel Guardián", por la que "rescatamos más de 100 chicas acosadas por un mismo pedófilo, todas argentinas", de la Ciudad, la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Misiones, Santa Cruz, Entre Ríos, Chubut, San Luis, Chaco, Catamarca, La Pampa y Salta.
En ese operativo, que data del último noviembre, se detuvo a un hombre que se hacía llamar Thiago, Mathi o Evans en sus 18 perfiles falsos de Facebook, en los que simulaba ser un adolescente de 14 años y actuaba seduciendo a sus víctimas, desde un país limítrofe, y las obligaba a enviarle autorretratos y videos de producción casera donde aparecían desnudas y en actividades explícitamente sexuales.

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