La Rufinita: “El barrio está abandonado, a la buena de Dios”

Los vecinos del barrio La Rufinita, ubicado en las afueras de la ciudad, muestran una extrema preocupación por la falta de respuestas a sus pedidos.
El principal problema de este sector es el estado de las calles, que se hacen intransitables cuando hay precipitaciones. Pero las constantes promesas de una pronta reparación que nunca llega es lo que aumenta más el enojo de los lugareños.
“El barrio está abandonado, a la buena de Dios; no vemos un camión amarillo desde hace mucho tiempo”, se lamenta el presidente de la sociedad de fomento, Juan Ostolaza.
“Tenemos unos diez períodos de quince días encima”, afirma, para luego aclarar: “Obras Públicas nos está prometiendo todo el tiempo que viene en los próximos quince días, y nunca cumplieron”.

Las calles
La Rufinita se encuentra delimitado por las rutas 7 y 65, la calle Las Gallaretas y el Canal que proviene de la Laguna. Se trata de una zona que en el último tiempo protagonizó una importante revalorización inmobiliaria y numerosas construcciones son para vivienda permanente.
Al tratarse de una zona que históricamente fue de quintas, todas las calles son de tierra, a excepción de un par de cuadras que rodean al jardín.
“Necesitamos que nivelen las calles para tener un buen desagüe, porque cuando llueve es casi imposible transitar, hace mucho tiempo que vienen prometiendo que nos van a poner los tubos en las casas y todavía están los tubos tirados”, afirma Gustavo Recalt, vecino de La Rufinita.
Cuando habla de “los tubos”, se refiere a caños de hormigón que compraron los propios vecinos con el fin de facilitar el desagüe y optimizar los ingresos a las casas. Cuando los adquirieron, el municipio se comprometió a instalarlos.
De los 40 que compraron, se colocaron menos de una decena. El resto está tirado en las veredas de los residentes. “En un momento –comenta– Recalt lo habíamos puesto en un lote, pero cuando el propietario empezó a construir debimos sacarlos y ahora están en las veredas de las casas”.
El propio Recalt quiso colocar el suyo por su cuenta, pero desde la comuna le informaron que no le correspondía hacerlo y que “vendrían en los siguientes días”, cosa que no sucedió.

Alumbrado público y electricidad domiciliaria
“Hace 20 días fue la última vez que nos dijeron en Obras Públicas que en 15 días vendrían, y no lo hicieron”, insiste Ostolaza.
Otra de las demandas de los residentes tiene que ver con el alumbrado público.
Las únicas cuatro luminarias que se pusieron en los últimos tres años las compraron los vecinos. Pasaron ocho meses entre la compra y la instalación de las farolas. “Por eso no queremos comprar más”, afirman. De acuerdo al cálculo de los fomentistas, hacen falta no menos de 40 luminarias en el sector porque “hay partes en las que no hay nada de luz”.
En tanto, también hay reclamos por la electricidad domiciliaria. “Hace años que Eden nos debe unos transformadores que iban a colocar –cuenta Ostolaza–, acá hay solamente uno de 50, de la época en la que aquí vivía mucha menos gente, pero ahora necesitamos cuatro veces más de energía”.
Según dicen, “el barrio se queda sin tensión”, son frecuentes los cortes de energía, se quemaron artefactos, “hay vecinos que se quedaron sin heladera, sin aire acondicionado”, y remarcan que, siendo esta una zona sin agua corriente, “la baja tensión hace que no funcionen los motores del agua o se quemen, y salen más de 25 mil pesos”.

Señalización
Los lugareños advierten que un déficit importante es el de la señalización, principalmente en el ingreso al barrio por la Ruta 65.
“Hace un tiempo Vialidad arregló las banquinas y eso nos permite bajar sin golpear el auto –explica Recalt–, pero no está señalizado, necesitamos algo que indique dónde están las bajadas, y también haría falta alguna dársena para salir de la ruta”.