Sociedad de fomento

En la sociedad de fomento se dicta un taller de arte decorativo y se dan clases de taekwondo.
Si bien había más opciones, señalan que es difícil mantener estas iniciativas. Y ejemplifican: “Había un curso de pilates, y se le pidió a la profesora si podía ayudar con tres pesos por cada señora que asistía para pagar parte de los gastos por el uso de los ventiladores en verano y de la calefacción en invierno. Cuando se les pidió la colaboración, de las 30 mujeres que venían, quedaron tres”.
La recaudación proviene del alquiler del salón y el pago de una cuota bimestral por parte de los socios. “Hace tres años que de la comuna no recibimos nada”, advierten, y adelantan que van a pedir una audiencia con el Intendente para plantearle sus inquietudes.
Con todo, hay un grupo de jóvenes, hijos de antiguos vecinos que ya no están en el barrio, que colaboran desinteresadamente con la institución, y el último trabajo que hicieron fue pintar el frente de la sede.

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