MARKETING APLICADO

Descuento

La dopamina actual.

Así estamos, como si se tratara de un partido de fútbol que vamos ganando por la mínima diferencia y el rival nos tiene acorralados. Viviendo un tiempo de descuento para llegar a fin de mes y dar comienzo a un nuevo período, con un poco más de aire. Descuento, esa es la palabra clave, la que nos llama la atención, frente a la que nos rendimos. Una emoción que nos da un poco de felicidad o, en realidad, alivio. 

Sucede en la verdulería, también en los servicios del hogar y en la infinidad de promociones que lanzan los bancos, una dinámica que pasó de excepción a regla: es que ya no queda un día de la semana sin la presencia del sentido de oportunidad y allá vamos, detrás de él, corriendo y haciendo largas filas para comprar un poco de asado. Los lunes del 10%, los martes tremendos del 25%, los jueves increíbles, viernes sin tope de reintegro y sábados de no sé qué otra cosa. Con app, con tarjeta, en efectivo, variables que determinan y condicionan el descuento. 

No, no me cansaré de mencionarlo. Por lo general, descontamos que el descuento es real y nos marcará una diferencia, es decir, le estamos “ganando” un mango al producto o servicio en cuestión. Se supone que estamos pagando menos y sociabilzamos ese triunfo: “Adiviná, Norma, ¿a que no sabés cuánto lo pagué?”. Ya no basta con bajar a segundas o terceras marcas sino, además, que al final el ticket exprese esa resta sobre el valor real, para gozarlo. 

¿Hay algún precio real por estos días? Ya no hay referencia, lo veo en cada producto, en cada servicio. Por un lado, la prepaga te informa el ajuste; por el otro, lanza campañas de adhesión con el 50% off. ¿En qué quedamos? ¿Soy al que le ajustan o al que le descuentan? Y, en el primero de los casos, ¿me vieron la cara? 

Cuando llamás al operador de telefonía móvil y te bajan el precio en un 60% ¿es porque son bondadosos o porque el precio que estabas pagando era ficticio? Ok, hay que llamar y decir que te das de baja, llorar, patalear, arrastrarse por un… ¡descuento! 

Sí, una y otra vez, descuento. Están cansados de leer la palabra mágica, la que activa los neurotransmisores despertando atención y atractivo, la que moviliza la demanda sin mayor análisis: descuento. 

Siento que ya escribí sobre este tema, pero debo volver, porque así estamos, regresando a un lugar del que siempre queremos salir para no volver nunca más. Ojalá esta gente se dé cuenta de eso. 

Febrero es el segundo tiempo y marzo será clave para que los jugadores puedan sostener el resultado, porque estamos a tiempo, pero en tiempo de descuento.<

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