"Chicha" Mariani fue un ejemplo de fuerza, ética y solidaridad, e hizo escuela en la lucha de los derechos humanos. Por eso, su muerte nos golpea muy duro, más aún porque falleció sin poder recuperar a Clara Anahí, su nieta, a la que tuvo en brazos poco antes de que la dictadura cívico-militar se la apropiara.
En sus más de 40 años de lucha siempre dio muestras de sacrificio y solidaridad. Expuso su valentía al declarar delante de Miguel Etchecolatz y nos marcó un camino.
Era una mujer extraordinaria, con muchas luces y un sentido muy amplio de la lucha. Incorruptible. Decidida. Siempre destilando amor.
Yo la conocí hace más de 40 años cuando iniciamos el duro sendero de buscar a nuestros hijos, hijas, nietos y nietas. Como ella vivía en La Plata últimamente no nos veíamos mucho, pero cada tanto nos cruzábamos en algún acto en la Plaza de Mayo. Y ella siempre estaba con toda su entereza y compromiso.
Recuerdo una anécdota con ella, en 1978, cuando nos íbamos a ir a Brasil gracias a una gestión de la Iglesia de ese país para extender nuestro reclamo.
Yo me encargué de ir a buscar los pasajes y le di uno a ella, pero después fui detenida y por miedo a que descubrieran del viaje me comí el pasaje. Cuando me soltaron la llamé a "Chicha" y le dije que no iba a poder ir porque me había comido mi pasaje y ella me dijo que no, que yo le había dado el mío y que el que me había comido era el de ella.
Su muerte es muy dolorosa porque la lucha por los derechos humanos pierde a una gran referente, pero el legado que deja seguramente la trascenderá.
(*) Cofundadora e integrante del movimiento de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.
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