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TRASTIENDA POLÍTICA

¿Randazzo vs. Cristina o Randazzo con Cristina?

Más que de la buena voluntad de sus integrantes, la reunificación de las tres bancadas en las que se divide el bloque de diputados provinciales del PJ -un paso que supone una mala noticia para el oficialismo de Cambiemos- depende de la resolución de una coyuntura político-partidaria que excede lo legislativo: las bancadas se juntarán si el Justicialismo logra la unidad, de cara a las elecciones de octubre próximo.
O, dicho de otro modo, si hay un liderazgo partidario nítido e indiscutible, algo que no sucede ahora, es casi indefectible el proceso de unificación de los 36 diputados de perfil peronista.
Las conversaciones entre los legisladores efectivamente existen, como se admite en forma oficial en todos los bloques. Pero la verdad es que todo el mundo está a la expectativa de lo que suceda con las candidaturas mayores del partido, un capítulo que tuvo cierta revitalización con el aparente blanqueo de las intenciones de Florencio Randazzo luego de casi 15 meses de silencio.
Aunque nada salió de su boca, el ex ministro de Transporte dejó saber su determinación de competir en una Primaria Abierta por la candidatura a senador nacional del PJ bonaerense. Incluso si debe enfrentar a Cristina Kirchner o a quien ella designe. Si eso se confirma, se abren algunos escenarios posibles en el justicialismo que signarán el futuro de su representación legislativa.
Muchas fuentes partidarias piensan que es impensable una interna entre “El Flaco” y CFK. Consultan encuestas actuales que reflejan una innegable centralidad política de la ex presidenta -en parte porque el macrismo parece buscar el duelo con ella- y que registran a Randazzo bastante más rezagado.
Los randazzistas dicen, en cambio, que esa situación se revertiría una vez que su postulante esté en la cancha y se multiplique su presencia en los medios y en la calle. Insisten, con cierta vehemencia acaso actuada, en el ex ministro está dispuesto a ir a fondo en su apuesta. Este escenario supone, obviamente, la no integración de las bancadas legislativas al menos hasta que se dispute esa interna.
“Si Randazzo pierde se irá a la casa; pero si gana jubila a Cristina y es candidato a presidente”, explican cerca del ex ministro. Hoy suena a ciencia ficción.
Lejos de ese optimismo, una línea de pensamiento relativamente generalizada entre actores del PJ, sostiene que las diferencias de estos días terminarán confluyendo en algún tipo de acuerdo entre Randazzo y Cristina muy cerca del vencimiento del plazo para presentar las listas en la Justicia electoral.
Se verán luego los detalles pero la regla central para ese entendimiento sería que no se realice la Primaria Abierta. Al menos para las candidaturas a senadores y diputados nacionales y, eventualmente, para legisladores provinciales.
Sería algo así como el reemplazo de la estrategia Cristina vs. Randazzo por la menos belicosa Cristina con Randazzo. Eso podría traer, casi con seguridad, la mentada unificación de los bloques legislativos provinciales del peronismo.
Según esa lógica, la ex presidenta -que conservaría un considerable caudal propio de votos pero también una imagen negativa que podría actuar de techo electoral- podría ubicar candidatos propios en la lista de diputados nacionales del PJ a cambio de no competir ella misma. Dicen los que abonan esta tesis que eso contribuiría a lograr la lista de unidad para octubre.
También se escucha la inversa, en especial entre actores kirchneristas: que la candidata principal sea Cristina, lo que asegura polarización con el oficialismo, y que Randazzo acepte o bien un papel secundario o bien resignar aspiraciones propias para ubicar estratégicamente a su gente en las nóminas.
“El Flaco no va a ser un matricida”, ironiza un diputado provincial para recalcar con malicia que el Randazzo actual, aún con larga historia que tiene en el peronismo provincial, es casi un producto de la ex presidenta.
En el PJ insisten que esta última posibilidad, la de Cristina candidata indiscutida, cobrará especial fuerza si el Gobierno no logra encauzar la economía en los pocos meses que restan hasta el cierre de listas, que es en junio.
Está claro que, más allá de las bancadas unificadas o de si existe o no lista de unidad en las elecciones legislativas, lo que define el justicialismo bonaerense en las elecciones de medio término es un liderazgo para los próximos años.
Surge así una disyuntiva que, con más o con menos sinceridad, admiten en todas las tribus partidarias: con esos dos actores en la cancha, se trataría de la eventual vuelta al kirchnerismo puro o la posibilidad de “resetear” una fuerza que perdió el poder provincial después de 28 años de hegemonía política.

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