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El “capítulo aparte” con el que Mauricio Macri definió la relación con su padre Franco Macri incluye también cuestiones vinculadas a los negocios de la familia.
PANORAMA POLÍTICO DE LA SEMANA

El peor momento de Cambiemos en el poder

El costo político que pagó el Gobierno fue muy caro en la semana que pasó. No sólo porque debió dar marcha atrás con varias decisiones, como el polémico acuerdo por el Correo, el mal cálculo de las jubilaciones y la avanzada contra la jueza Highton, sino especialmente porque en el terreno de lo simbólico, comenzó a resquebrajarse la idea de que se trata de una administración eficiente.
El presidente Macri llegó al poder hace un año y dos meses a caballo de lo que la mayoría de los argentinos consideraba que eran los puntos oscuros del gobierno kirchnerista: la corrupción, que disparó la demanda de transparencia; y las gruesas falencias de gestión en áreas clave como la economía, que tornaban visibles las diferencias entre el relato oficial y la realidad.
Sobre el primer punto, al Gobierno no le fue difícil asentarse, puesto que las causas en las que se investigan hechos ilícitos imputados a ex funcionarios -entre ellos la propia Cristina Kirchner- suman novedades todos los días. La reciente detención del general Milani –por violaciones a los derechos humanos- se agrega a una larga lista de presos K como son López, Báez, Jaime y Sala.
Pero la gestión económica es otro cantar: si bien encadenó una secuencia de aciertos iniciales con la salida del cepo cambiario y el acuerdo con los holdouts, lo que permitió el regreso al mercado financiero internacional, luego otras medidas dificultaron la salida de la recesión y agudizaron la inflación, lo que llevó al Banco Central a una política restrictiva que planchó el nivel de actividad.

Corrupción e ineficacia
El caso del Correo es tan delicado para el Gobierno porque reúne, en el imaginario colectivo, esas dos dimensiones que Cambiemos había venido a erradicar: la discrecionalidad política –con sospechas de corrupción incluidas- y la ineficacia en la gestión económica, ya que trascendió un acuerdo entre el Estado y el Grupo Macri que no sería beneficioso para las arcas públicas.
Después de hacer un infructuoso intento por soslayar la controversia, por medio del jefe de Gabinete Peña y el ministro Aguad -ambos comprometidos en la toma de decisiones que derivó en el acuerdo con Socma-, el Presidente ordenó regresar todo a “fojas cero”, apurado por la avanzada de la oposición, que anunció una investigación paralela en el Congreso de la Nación. Macri destaca que, frente a las equivocaciones, el Gobierno, a diferencia del kirchnerismo, reconoce el error y lo enmienda. Pero demasiadas veces tuvo que aceptar haberse equivocado.
Por cierto que el país asiste a los preparativos de la carrera electoral, que calienta motores como sostiene el Gobierno, pero también lo es que el PRO buscó cortar el asunto lo antes posible, también por motivos electorales. El razonamiento de la mesa chica de la Casa Rosada es sencillo: cuánto más tiempo se estire el caso del Correo, mayor será el desgaste de la figura presidencial.
Por eso decidió cortar por lo sano –“acá no pasó nada”, dijo Macri en la particular conferencia de prensa del jueves- y habilitar una nueva negociación, que de todos modos no será fácil porque Socma no tendría en sus planes ofrecer más dinero para saldar la deuda que tiene con el Estado nacional. Aunque no se lo admita, será determinante la postura que pueda adoptar Franco Macri.
El padre del Presidente está acostumbrado a negociar con los gobiernos de turno. Lo hizo incluso con el kirchnerismo, a contramano de lo que se pudiera pensar. Pero ahora está más incómodo que nunca: el jefe del Estado no es otro que su primogénito. Suele afirmarse que Franco es una carga para Mauricio, pero debe señalarse que al empresario le cambiaron las reglas de juego, y no para su provecho.
Como puede notarse, el rechazo de Franco Macri a que su hijo compitiera por la Presidencia no se debió sólo a razones narcisistas. El “capítulo aparte” con el que Mauricio Macri definió la relación con su padre incluye también cuestiones vinculadas a los negocios de la familia. El Presidente ya había sido rozado por esa historia cuando la Justicia decidió investigarlo por los Panamá Papers.

Carrió y la UCR
Entre los aliados del PRO en Cambiemos, la diputada Carrió suele ser más comprensiva con Macri que con su padre. El Presidente reveló que ya tuvo que mediar entre ambos en otras ocasiones, mientras que “Lilita” despliega un argumento de sentido común: el que tiene que adaptarse a la situación es Franco, porque el sitial que ocupa su hijo es el de mayor relevancia institucional.
El Presidente otorga a Carrió un espacio político de influencia, pese a que en la última conferencia se mostró algo fastidioso cuando reveló que la diputada volvió a irse de vacaciones a Punta del Este después de participar en la votación por la nueva ley de ART en la Cámara baja. A su vez, los radicales le reprochan al Presidente que no son tenidos en la misma consideración que “Lilita”.
La dirigencia de la UCR no había podido marcar diferencias en el caso del Correo, porque Aguad integra sus filas, pero lo hizo luego con el cálculo “a la baja” del aumento jubilatorio, que atribuyó al vicejefe de Gabinete Quintana y al titular de Anses, Basavilbaso. “El Gobierno no es una empresa”, advirtieron sus principales figuras legislativas, el diputado Negri y el senador Cobos. Sostienen que muchos errores se pudieron haber evitado consultando a dirigentes con experiencia política y sentido de la oportunidad, de los que Cambiemos tiene muchos.
Los radicales se encaminan a una reunión en Villa Giardino, Córdoba, la próxima semana, a la que sugestivamente invitaron al ex ministro Prat Gay, que podría ser candidato en la capital. Allí no está constituido como tal el frente Cambiemos, ya que la UCR integra la alianza ECO de Lousteau y no comulga con el PRO, que tiene ahora como referente al alcalde Rodríguez Larreta.
Lousteau, que quiere reemplazarlo en 2019, ya recibió amables presiones del partido amarillo para dejar pasar el próximo turno electoral, pero aún mantiene la idea de dejar la embajada en Washington para competir como candidato a diputado. En ese marco, no pasó inadvertido que el massismo largara a la arena porteña a Felipe Solá, quien tiene una fina sintonía con Lousteau.
Días atrás, el ministro Frigerio no pudo evitar sorprenderse cuando en una reunión, Lousteau recibió una llamada de Solá y no se preocupó por ocultarlo, sino que le pasó el teléfono para que lo saludara. Por ahora, el dirigente que mantiene firme a la UCR junto al PRO es el mendocino Sanz, aunque deberá enfrentar cuestionamientos en la Convención de abril en La Plata.

Opositores en acción
En el campo opositor, una trabajosa combinación entre massistas, justicialistas, socialistas y progresistas –con diputadas como Stolbizer y Donda- puso en marcha una comisión para investigar el caso del Correo, que se mantendrá en actividad pese a que el Presidente dio de baja el acuerdo. A ese conglomerado le sirve diferenciarse de Cambiemos, sin caer en la bolsa del kirchnerismo.
Los seguidores de la ex presidenta no explicaron en forma convincente por qué los tres gobiernos K no le cobraron la deuda al Grupo Macri, pese a que Néstor Kirchner propició la estatización del Correo en 2003. Aunque la mayor incomodidad del FpV no fue esa sino la detención del ex jefe del Ejército Milani por delitos cometidos durante la dictadura, cuando era un oficial de Inteligencia.
No obstante, el último gobierno kirchnerista miró para otro lado con tal de que Milani cumpliera el  objetivo para el cual fue designado: montar un servicio de inteligencia paralelo a la SIDE, que se le había retobado a la ex presidenta, que decidió cambiar su conducción. Ese fue el motivo por el cual decidieron mantener a Milani, aún a riesgo de echar por la borda su discurso de derechos humanos.
Pero la guerra de espías tuvo un claro vencedor y las escuchas llegaron a poner contra las cuerdas hasta al propio Parrilli, ex  jefe de la AFI. Ese submundo es siempre agitado –como lo comprobó Arribas cuando fue vinculado al Lava Jato brasileño- pero ahora está alineado con el macrismo. Sin embargo, no puede evitar los errores políticos del Gobierno, que atraviesa por su peor momento por “errores no forzados”.

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