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HISTÓRICO PRODUCTOR AGROPECUARIO DE NUESTRO MEDIO

Elbio Siñeriz: “El campo me dio todo”

Empezó a los 14 años con un arado a caballo y trabajó hasta los 78. Se desempeñó en una estancia de Estrugamou y en otras tierras propias. Además, militó en el radicalismo, aunque nunca ocupó cargos.

La historia familiar de Elbio Siñeriz se asemeja a tantas otras que se repitieron en Argentina desde principios del siglo pasado: un inmigrante que llega a estos pagos en busca de un futuro posible, changas, trabajo en el campo, dedicación de 18 horas o más por día y el consecuente progreso, fruto de ese esfuerzo repetido durante años y que transmitido de una generación a otra, tanto que en el caso de los Siñeriz ya son cuatro las generaciones dedicadas a la agricultura.
Lejos quedaron los años en que su padre llegó de España con sólo 17 años, pasó por Montevideo y Buenos Aires, en donde compartió una pensión con Parravicini y Armando Parravicini y también, junto a ellos más Pepita Muñoz, hizo una obra de teatro, para poder pagar la estadía en la pieza.
Es que un día, don Siñeriz se subió a un tren carguero que lo dejó en Junín. Una vez aquí, a poco de llegar, Martín Frene lo llevó a un tambo. Así empezó la historia de esta familia vinculada a las actividades rurales.

Inicios en el campo
Elbio Siñeriz nació en Junín y se crió en el campo. A sus 14 ya había dejado la escuela para empezar a trabajar con los arados a caballo.
“Se ataban seis caballos, un arado de dos rejas y de esa manera se podían hacer no más de dos hectáreas por día. Yo empezaba a sembrar y cuando terminaba el lote, lo primero que había sembrado ya tenía una planta de unos 20 centímetros”, recuerda.
En ese entonces trabajaba unas tierras de una de las estancias pertenecientes a la familia Estrugamou. Y hasta el día de hoy siguen labrando ese campo. Su padre también supo tener un almacén en la zona del puente Morote, que vendió poco antes de retirarse.
Con el paso del tiempo pudieron ir incorporando más maquinaria, lo que les permitió desarrollarse dentro de la actividad.

Progreso
Siñeriz recuerda que en 1954 su padre compró un tractor oruga. “Había sólo dos en esta zona y uno era el de mi papá –explica–, así fue como empezamos a utilizar ese tractor de ocho rejas, con lo que cambió mucho la forma de trabajar. Trabajábamos en lo de Estrugamou y también en otros campos”.
A medida que progresaban, fueron comprando algunas tierras: primero fueron cincuenta hectáreas, después otras 50 y de a poco fueron adquiriendo más.
Al mismo tiempo, los Siñeriz siempre trataron de ir incorporando más maquinaria para trabajar sus tierras y las de la estancia: “Hubo una época en la que yo tuve once tractoristas, pero más adelante los avances tecnológicos y la siembra directa hicieron que ya no se precise más gente que un fumigador y dos tractoristas para hacer la misma cantidad de hectáreas”.
De esta manera llegaron a hacer hasta ocho mil hectáreas en un año.
Luego, la incorporación de su hijo Javier, que se recibió de agrónomo en el INTA Pergamino, sirvió para optimizar aún más el trabajo.
No obstante, Elbio remarca que esta actividad siempre requirió de mucho esfuerzos y horas de dedicación: “Durante 50 años, mi vida fue salir a las seis de la mañana de mi casa y volver a las diez de la noche, porque tenía cinco tractores que alimentar, iba el camión con tambores de gasoil y tenía que cargarlos en la camioneta, había tres o cuatro turnos, y en épocas de siembra se trabajaba las 24 horas. Es un trabajo muy sacrificado”.
Siñeriz siguió trabajando hasta hace unos diez años, cuando decidió dar un paso al costado –aunque no del todo– y dejar la actividad en manos de su hijo y su nieto.

Participación política
Más allá de su esmero en el trabajo, Siñeriz le dedicó parte de su tiempo a la participación política. Fue desde muy chico que se sintió atraído por los principios de la Unión Cívica Radical y se afilió al partido en 1947, cuando tenía 18 años.
“Moisés Lebensohn mandaba gratis el diario Democracia a mi padre al campo en el colectivo Plus Ultra”, evoca.
Y hasta él mismo acompañó a Lebensohn a recorrer los campos, para presentarle a la gente que no conocía.
Más adelante siguió haciendo esta actividad. Entonces, en épocas electorales iba por los campos de los cuarteles XI y XIII repartiendo boletas. Así lo hizo acompañando al doctor Arturo Vergara, a Ángel Petraglia y a Osvaldo Pagella. Posteriormente, continuó él solo haciendo lo mismo.
“Con Abel Miguel fui candidato a concejal, pero como suplente, porque no tenía tiempo como para hacer más. También fui mayor contribuyente, y ahí tuve varias agarradas con algunos peronistas”, recuerda sonriente.

Balance
Al margen de su participación política, se puede decir que la de Elbio Siñeriz fue una vida dedicada al campo.
Y en ese marco, al momento de hacer un balance, señala: “Me gusta todo del campo. Todo lo que tengo lo hice ahí, el campo me dio todo. Hasta pude comprarle una casa a cada uno de mis hijos. Y el balance es muy positivo, conocí gente muy buena, mantuve buenas relaciones con los que trabajaron conmigo y estoy muy contento. Llevamos cuatro generaciones en el campo y, si bien yo y estoy retirado, todavía hago algunas cositas”. 

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