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POR UN ACCIDENTE EN MOTO, LE AMPUTARON UNA PIERNA

Carlos Montenegro: “El deporte hizo que pueda aceptarme”

Pasaron 19 años hasta que logró superar las secuelas físicas y, sobre todo, psicológicas. La natación cambió su vida. Ya hizo el cruce de la Laguna de 5000 metros y ahora se prepara para una competencia de 8 kilómetros y otra de 21.

A “Charly” Montenegro siempre le gustaron las motos. Cuando terminó el secundario empezó a trabajar y gracias a eso pudo comprarse una. La disfrutó un tiempo, hasta que una noche, en una curva de la avenida Circunvalación, fue encandilado por otro vehículo y se accidentó.
Su vida, entonces, cambió para siempre a partir de la amputación de una pierna, numerosas operaciones y un trabajo de largos años para su rehabilitación física y psicológica.
Hoy trabaja en el hospital y se dedica a la natación: ya hizo el cruce de 5.000 metros en la Laguna y sus próximos objetivos son una carrera de 8 kilómetros en río y otra de 21.

El accidente
Charly se crió en Villa Talleres, hizo la primaria en la Escuela N° 41, parte del secundario en el Industrial y terminó en el Padre Respuela.
Tenía 24 años y trabajaba como repartidor de menudencias en el Frigorífico Junín cuando tuvo un accidente en la curva cercana al complejo deportivo del Colegio Marianista, que terminó con la amputación de su pierna derecha.
En el accidente quedó inconsciente y recién se despertó después de haber sido operado. “Todavía tengo la imagen mía acostado en terapia y el médico parado a los pies de la cama –recuerda–; y yo ya lo sabía, no sé por qué, pero lo presentía, lo intuía, entonces le dije ‘Doctor, ¿me cortaron la pierna?’, y me dijo que sí, que no quedaba otra alternativa”.
Al poco tiempo fue trasladado a La Plata porque una infección en la pierna izquierda le generó graves inconvenientes; de hecho, no le dieron muchas expectativas de sobrevida.
“Allá estuve cuatro meses, en los que me hicieron ocho operaciones”, recuerda.
Superado ese trance, volvió a Junín y después de un tiempo de rehabilitación retomó su trabajo en el frigorífico, ahora como administrativo.

Rehabilitación
El proceso de recuperación fue muy largo. Primero anduvo en silla de ruedas, después con la ayuda de un andador, luego con bastón y desde hace pocos días puede caminar sin ningún tipo de apoyo.
Pero más allá de lo físico, había otras barreras que tenía que vencer: “A mí me llevó 19 años aceptarme como soy, con mi discapacidad. Me costaba mucho enfrentarme a la mirada de la gente, siempre me fue muy difícil”.
Cuando se quedó sin trabajo “fue el peor momento” porque “no le encontraba sentido” al hecho de levantarse cada mañana. Pero hace diez años empezó a trabajar en el Hospital “Abraham Piñeyro”, en la oficina SAMO Contable.

Un clic
El hecho de caminar con prótesis le generó problemas en la columna y por esa razón fue a una consulta con el doctor Gustavo Tallone, el médico que le había amputado la pierna: “La depresión que tenía me había llevado a comer, salir y desordenar un poco mi vida. Fui a ver a Tallone y en ese momento fue como que me habló la persona justa, en el momento indicado, diciéndome las palabras exactas: me sugirió un cambio de actitud, que empiece a cuidarme, y que empiece natación, que es un deporte que no tiene impacto”.
Esa charla fue “un clic” para Charly que a los pocos días empezó a nadar en el Complejo Santa Paula.
Su amigo Esteban “Petaca” Merlo, maratonista y triatlonista, le sugirió que entrenara con más frecuencia e intentara hacer el cruce en la laguna. “Está bueno ponerse una meta –dice Charly– y eso fue lo que hice. Empecé a nadar en julio de 2013 y en diciembre de ese año estaba haciendo un maratón acuático de mil metros. Después hice la de 1.200 y más adelante la de 2.500 metros”.
El año pasado hizo el cruce de 5.000 metros de la laguna y sus metas ahora son: una carrera de 8 kilómetros en el río en noviembre, y una de 21 kilómetros en marzo.

Una nueva vida
“El deporte hizo que pueda aceptarme y mostrarme como soy. Tuve que superar muchas cosas en un proceso que a mí se me extendió por 19 años”, afirma Montenegro.
Para eso, fue fundamental el apoyo de sus allegados: “Me gustaría recalcar que en esto tuvieron mucho que ver el doctor Tallone, mi amigo ‘Petaca’ Merlo, mi profesor Juan Moraga y mi familia y amigos”.
Charly recuerda que tuvo la oportunidad de que el gremio lo ayudara pagando la inscripción en su primera competencia, algo que fue “un apoyo muy importante” para él: “El slogan del Sindicato de Salud Pública es ‘siempre se puede’ y creo que, de alguna manera, yo intento transmitir eso a partir de lo que hago”.
Es que la natación influyó de la mejor manera: “El deporte me dio mucha seguridad personal, me levantó la autoestima, me cambió la vida y me ayudó a superar el tema del accidente”.
Por eso le parece importante destacar que, “si alguien que está pasando un momento difícil, que vea que se puede, que nada es imposible, todo es cuestión de proponérselo”.
Y su objetivo de máxima es poder ayudar en esta temática: “Me gustaría formar un grupo de gente capacitada para volcar lo que uno vivió, un espacio en el que también haya profesionales de la salud, para la atención del accidentado y sobre todo para la contención del grupo familiar, porque ellos también necesitan mucho apoyo”.

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