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BRAGADO

El Club Social y Deportivo Mechita, del fuego a la lucha por la reconstrucción

Luego de un incendio que devoró sus instalaciones, la institución continúa con el proceso de normalización legal, que había iniciado tiempo antes. Ahora también se suma el desafío de poner de pie nuevamente la sede.

Durante más de 40 años, el Club Social y Deportivo Mechita ayudó a dar vida al pueblo ferroviario, ubicado a poco más de diez kilómetros de la ciudad de Bragado.
Su fisonomía y función respondieron a la misma necesidad que motivó la fundación de otros dos clubes que acompañaban la traza del viejo Ferrocarril del Oeste: uno, Ferro de Caballito, en la ciudad de Buenos Aires; el otro, su homónimo de la localidad de General Pico, provincia de La Pampa.

"La idea era que estos clubes funcionaran como lugar de esparcimiento de los jóvenes pobladores y principalmente de los trabajadores ferroviarios", cuenta a Democracia Lucas Villarreal, socio normalizador del Club Mechita, fundado el 13 de abril de 1975.
 
El rol de Villarreal en la entidad era, hasta el 16 de julio pasado, principalmente el de "trabajar para poner los papeles en regla", porque desde el año 2000, por las demoras reiteradas en las presentaciones de los balances contables, el club tiene suspendida su personería jurídica.

"Habíamos iniciado este proceso hacía unos tres años. El club funcionaba igual, tenemos la escuela de fútbol, participamos de los campeonatos de la Liga Bragadense, pero llegó un momento en el que dijimos que esto así no iba más", describe.

Con la personería jurídica suspendida, la situación financiera del club se volvió cada vez más delicada. "Sin la Personería vigente, las entidades sociales pierden la posibilidad de percibir beneficios impositivos, tampoco pueden recibir subsidios de organismos provinciales o nacionales. Por ejemplo, si quisieran tramitar la tarifa social de los servicios públicos, no podrían hacerlo", explica a Democracia María Marta Gelitti, concejal de Bragado y asesora legal del club mechitense.

La letrada, sin embargo, aclara que la realidad que vive la institución no es producto de la impericia de las comisiones directivas, ni de prácticas espurias de algún dirigente en particular.

"En verdad, esto pasa mucho en las organizaciones sin fines de lucro de las localidades pequeñas. Por lo general, las personas se acercan a los clubes porque les interesa el deporte y la cultura, y no tienen por qué conocer la parte administrativa y contable", afirma. Y agrega: “Los contadores les cobran por llevarles los balances muchas veces más de lo que la institución puede recaudar”. 
 
Desde que Villarreal junto con otros socios decidió que era el momento de regularizar el club, consiguió que el Ministerio de Justicia bonaerense lo reconociera como Socio Normalizador. "Lucas está haciendo un gran trabajo y si todo sale bien, y los tiempos de los procedimientos legales se cumplen, en seis meses el club estaría nuevamente con la Personería vigente y con una comisión directiva en funciones", asegura Gelitti, quien aclaró que si el escenario de irregularidad se extendía en el tiempo la existencia del club comenzaba a correr peligro.

"Si se pierde la Personería definitivamente, entonces la institución deja de existir como tal y pierde sus bienes", precisa.

Fuego de madrugada

En el amanecer del 16 de julio, Villarreal recibió un llamado que cambiaría de manera repentina sus planes. "Me avisaron que fuera urgentemente a la sede del club y cuando llegué estaba todo envuelto en llamas y humo", cuenta.

El incendio consumió casi por completo el salón en el que funcionaba antiguamente un cine y que, más cerca en el tiempo, se utilizaba para festivales y eventos artísticos. "Fue un golpe duro, pero a la vez, la pérdida movilizó mucho a los vecinos", expresa Villarreal.
 
El mismo sábado se radicó la denuncia, con la declaración de testigos, y unos días más tarde se presentó el peritaje de Bomberos Voluntarios. "La hipótesis más firme es que fue un hecho de vandalismo. El salón estaba en desuso recientemente, pero había mucha madera, por lo que encenderla no debe haber resultado muy difícil", reconoce Villarreal. 

La suspensión de la personería jurídica, admite, vuelve todavía más cuesta arriba la tarea de poner de pie el club. "Sin comisión directiva, sin estar regularizados, se hace casi imposible recibir ayuda financiera, a pesar de que sabemos que el municipio de Bragado tiene la intención de ayudarnos", explica el socio normalizador.

De allí que es esfuerzo demandado ahora es doble. No obstante, Villarreal confía en que las llamas hayan despertado el compromiso de los vecinos. “El domingo siguiente al incendio hicimos una reunión abierta, de la que participaron unas 50 personas, y coincidimos en que debemos unir esfuerzos para sacar esto adelante”, asegura, con la ilusión de ver en el corto plazo al club de su vida resurgir de las cenizas.

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