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CATAMARCA

La ruta del telar: Un contacto con la cultura ancestral de las tejedoras

Nueve localidades de la provincia de Catamarca reúnen en un recorrido a más de 300 artesanos que se dedican al tejido tradicional en telar criollo. Todo sucede en un marco de valles, sitios arqueológicos y comidas regionales.

En las hebras de la urdimbre del telar criollo se deslizan con maestría  las rústicas manos de los tejedores. Es que estos hombres y mujeres artesanos tejen con la misma facilidad con la que respiran. Lo hacen desde que habitaban el suelo nuestras culturas originarias, transmitiéndose la técnica directamente abuelas, madres y hermanas. La Ruta del Telar en Catamarca invita a conectarse con el aprendizaje y la cultura en medio del paisaje de sierras y valles. En perfecto equilibrio, sorprende tanto la naturaleza y la noche estrellada como ver a los lugareños motivados con su labor ancestral.
Si bien en principio la base de la economía era matriarcal, eso se diluyó con el tiempo y hoy toda la familia trabaja hilando y tejiendo. Conocer a estos artistas en sus mismas casas y comprar ponchos y telas directamente a los productores ayuda a contagiarse de la cadencia suave con la que hilan sin preocupaciones fibras de llama, oveja y vicuña. Nunca faltan el mate que va de mano en mano, el sol y el aire libre, pues son fábricas a cielo abierto; en cada patio hay un telar y a veces se trabaja en él a ocho manos. Afuera de las casas, el río Belén acompaña el recorrido por una zona llena de sitios arqueológicos para visitar, como los de la ciudad precolombina de El Shincal.
Cada localidad de la ruta tiene sus características únicas de diseño. Hay guardas incaicas, guardas atadas, rústicas y frisados, con los colores de la tierra o con tintes naturales. Son en total más de 50 postas con más de 300 artesanos las que se recorren.
Por supuesto, también hay espacio para la gastronomía, que en esta zona está llena de riquezas. Es muy recomendable probar el gigote, una especie de pastel hecho a olla muy bueno para acompañar con un vino local; y, si se quiere comprar algo para llevar, hay excelente ají pimentón, comino, anís y nueces. Claro, habrá que hacerles lugar en la valija, que seguramente ya irá llena de ponchos y tejidos.
A la provincia de Catamarca se llega en avión, al aeropuerto Felipe Varela, en ómnibus o en auto, por la RN 60, la ruta nacional Nº 38 y la ruta nacional Nº 40. Esta área tiene como eje de recorrido la ruta nacional Nº 40.

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