SOBREPESO

Cuando la obesidad está causada por el hambre “emocional”

La comida a veces satisface nuestros sentimientos o sensaciones y cuando esto ocurre sin hambre el resultado es la ganancia de peso. El comer emocional es una de las causas que conducen al aumento. Por eso, es importante prestar atención a cuándo comés y por qué lo hacés.

Ansiedad, estrés, euforia, tristeza o simplemente aburrimiento son para algunas personas los motivos que les empujan a comer demasiado. En este sentido, Diego de Olmedilla creador del método Thinking, precisa que el sobrepeso no responde a un hambre de tipo físico sino emocional y, por lo tanto, para combatirlo hay que prestar más atención a la mente.
De Olmedilla afirma que la nutrición aborda una parte del problema, pero insiste en la necesidad de atacar al sobrepeso desde varios frentes. Así, explica que su sistema, que creó a partir de su propia experiencia, “se basa en la medicina, pues el sobrepeso es un problema de salud; en la psicología, pues es un problema emocional; en la nutrición, pues es un problema de alimentación; y, por supuesto, en el ejercicio físico”.
Su primer libro “Adelgaza con el método Thinking” narra la batalla de su autor contra los kilos de más. En cambio, el segundo, titulado “¿Cuántas calorías cuesta la felicidad?”, relata las historias de otras personas que han utilizado el método creado por él. El autor asegura que es posible desintoxicarse de ciertos alimentos y liberarse así de una carga que oprime y que causa infelicidad.
Al explicar el hambre “emocional”, De Olmedilla dice que “es una relación que no se basa en la necesidad fisiológica de la búsqueda de nutrientes, sino probablemente en una necesidad mucho más emocional, cuyo objetivo es llenar vacíos, casi siempre afectivos. Una persona con obesidad come porque está aburrida, triste, cansada, contenta, etc. Su hambre es emocional, porque el hambre fisiológico, en la sociedad en la que vivimos, salvo algunas personas muy desfavorecidas, no la conocemos”.
“A veces utilizamos la comida a modo de recompensa, por ejemplo con los niños. Desde el momento en que un plato de verdura es un castigo y una hamburguesa, un premio; este sistema de recompensas nos vuelve gordos. Está muy mal planteado y es un error. Lo que más nos gusta es lo que nos sienta mal y lo que no nos gusta, lo que nos sienta bien. Hay que aprender que lo que te sienta bien te guste. No es sencillo, pues se trata de cambiar toda una estructura que lleva generaciones y generaciones”, destaca.
El especialista recomienda comer lentamente porque “cuanto más lento comes, menos comes. En cambio, comer de prisa hace que comamos el triple y, además, es una manera de despreciar el placer de los sabores, esa experiencia olfato-gustativa y táctil. No se trata de renunciar a esa experiencia de placer, pero sí hay que reajustar los placeres, buscar el punto en el que no se vuelvan en tu contra, que es lo que les pasa a las personas con exceso de peso”.
Para perder de peso sanamente y anular el hambre emocional, el especialista habla del método Thinking, que consiste en un tratamiento “con la intervención de muchos profesionales. Primero, es un tema de salud, así que tiene que intervenir un médico. Es indiscutible que es un tema de alimentación, por lo que tiene que intervenir un nutricionista.  Sin duda, es un tema emocional y esta es la laguna que siempre ha habido en lo relativo a la obesidad, así que debe intervenir un psicólogo.
También es un problema de sedentarismo, por lo que se necesita un entrenador personal. A la larga, es un problema de pérdida de objetivos. Quien se pone a adelgazar a veces se cansa y tira la toalla porque deja de ver ese objetivo que antes tenía muy claro.
Por ello, un coach es fundamental para despejar el camino en ese sentido, pues enseña a ver permanentemente el objetivo al que se quiere llegar. Hay que hacer un cambio conductual, romper una relación con la comida y construir otra. Un buen proceso no dura menos de un año.
Aunque el peso de más se elimina antes, no es fácil cambiar, reestructurar, un comportamiento que se tiene asimilado desde hace años. Aquí se viene a romper ese comportamiento, destruirlo, a desintoxicarse y a liberarse de la influencia de ciertos alimentos”.

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