Cómo combatir los radicales libres. Lucha a contrarreloj

No nos damos cuenta, pero en nuestro interior se libran combates constantes entre “buenos” y “malos”. Batallones que genera el propio organismo y que aumentan o disminuyen su número en función de factores externos como la contaminación, el tabaco, el ejercicio físico, o la alimentación.

Qué son los radicales libres
 En el cuerpo hay algunas moléculas “descompensadas” debido a que a sus átomos les falta un electrón para ser estables, estas moléculas son los “radicales libres” y ¿qué es lo que hacen? Para estar completas le "roban" un electrón a la molécula de al lado, la cual a su vez hace lo mismo que la anterior y así sucesivamente. Esto provoca una inestabilidad destructiva en cadena de nuestras células que a la larga se traduce en envejecimiento y enfermedades.
¿Quién gana? Realmente no gana nadie, hasta que aparecen nuestros “héroes”: los antioxidantes. Estas adorables sustancias se encargan de estabilizar a los radicales libres prestándoles el electrón perdido y consiguiendo que encuentren la estabilidad. De esta forma, los antioxidantes retrasan el envejecimiento y combaten la degeneración y muerte de las células que provocan los radicales libres. Debido a la lucha continua entre ambos grupos, nuestro organismo se ve obligado a recurrir al exterior para encontrar más antioxidantes.

Las uvas son imprescindibles
El vino no sólo sirve para brindar en una ocasión especial, además de un perfecto acompañamiento para las comidas, el vino tinto es un excelente antioxidante. Es recomendable disfrutar de una copa al día por los siguientes motivos:
• Disminuye el estrés
• Reduce los niveles de colesterol
• Mejora la circulación
• Previene algunos tipos de cáncer-retarda el envejecimiento
La culpa de todos estos beneficios la tienen la uva y sus nutrientes, como los flavonoides, que son buenísimos para la salud. La diferencia principal entre el tinto y otros vinos, es que este mantiene la mayor cantidad de nutrimentos provenientes de las uvas, con propiedades antioxidantes muy potentes que favorecen la disminución del estrés oxidativo, mejoran la salud y retardan el proceso de envejecimiento. ¿Necesitas más motivos para tomarte una copa?

Desoxida-té
Ni el rojo, ni el negro, el té verde es el elegido como el it tea entre sus compañeros de colores, ya que su proceso de secado de hojas es el que conserva intactas sus propiedades antioxidantes y eso le hace más valioso. Según la medicina tradicional china, el té verde elimina las toxinas y prolonga la juventud. Pero no son sólo estas sus virtudes, además reduce la grasa corporal como buen diurético, favorece la circulación evitando coágulos y facilita el flujo de aire hacia los pulmones, gracias a la cafeína, entre otras bondades. El té verde, posee también multitud de posibilidades sobre la piel. Prueba de ello son las mascarillas naturales hechas a base de estas hojas, cuyos objetivos son obtener una piel más brillante y perfecta, e incluso se puede emplear para tratar problemas de acné.

El poder de la Q
La coenzima Q10 es un básico para el correcto funcionamiento de las células y se tiene bien merecido el puesto de guerrero antioxidante, ya que es uno de nuestros protectores favoritos contra el daño de los radicales libres y de la oxidación. Sus poderes más importantes son que aumenta la vitalidad, la energía y favorece la función de los músculos y del corazón.  A medida que envejecemos, nuestro cuerpo produce menos coenzima Q10 de forma natural y por eso hay que ayudarle desde fuera. ¿Cómo? Consumiendo alimentos ricos en su contenido. Por ejemplo, los pescados grasos como el atún o el salmón y algunos frutos secos como las nueces, los cacahuetes y los pistachos. Sus propiedades antioxidantes apoyan a un sistema inmune sano, lo cual, de cara al exterior, se traduce en un cutis con menos arrugas, más firme y descansado. Por ello, los mejores aliados para el tocador en cuestiones antiedad, son los cosméticos ricos en esta coenzima.