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ANÁLISIS

El PJ, anclado en las escenas del monasterio

Mientras sigan conociéndose detalles de los vínculos de personajes importantes del kirchnerismo con el tristemente célebre monasterio de General Rodríguez, al peronismo le será imposible iniciar un proceso de renovación interna. Así lo admitieron las máximas autoridades del PJ cuando decidieron postergar una reunión del Consejo Nacional partidario que estaba convocada para hoy.
El reconocimiento sobre el daño que le está provocando la ventilación de casos de corrupción en la era K no fue explícito, pero quedó expuesto entre líneas en un comunicado del titular del PJ, José Luis Gioja, para explicar los motivos de la postergación. En un breve texto, afirmó que se debe “realizar un profundo análisis de la situación planteada en las representaciones parlamentarias”.
Esto es, que se formalicen bancadas legislativas del PJ diferenciadas del Frente para la Victoria kirchnerista. Pero la verdad es que la gran mayoría de los gobernadores peronistas no quiso viajar a Buenos Aires para convertirse –según su modo de analizar la política- en blanco fácil de los cuestionamientos dirigidos al kirchnerismo por casos como el de José López o el de Lázaro Báez.
Menos aún, cuando trascienden fotografías de Alicia Kirchner junto a López en el convento que regenteaba monseñor Di Monte. O cuando Máximo Kirchner coincide en un vuelo desde Santa Cruz con los hijos de Lázaro Báez, quienes tendrán que declarar en la causa por la que su padre sigue preso. “Los gobernadores patearon la pelota”, dijo un miembro de la conducción justicialista.
Por eso Gioja recogió el guante y le encargó al secretario político del Consejo Nacional, Miguel Ángel Pichetto, que forme una Comisión de Acción Política (CAP), en la que la voz cantante la tengan los gobernadores, para empezar a resolver el dilema de la representación en el Congreso. En el Senado, el conductor natural es el propio Pichetto, pero en Diputados se abren las dudas.
“Algunos apuestan a consolidar la bancada de (Oscar) Romero”, deslizó un dirigente del PJ en referencia al Bloque Justicialista liderado por el diputado de origen sindical, que tiene en sus filas al bonaerense Diego Bossio. Se trata de los legisladores que a comienzos de año se escindieron del FpV, en una actitud que meses después imitaron diputados que abrevan en el Movimiento Evita.
Más allá de la representación parlamentaria, el peronismo busca despegarse de la expresidenta Cristina Kirchner y de La Cámpora porque necesita reorganizarse de cara a las elecciones de medio término de 2017. Con ese objetivo, cada gobernador tallará de manera decisiva en el armado de las listas en su distrito, pero el problema central para el PJ será la provincia de Buenos Aires.
Aquí, el partido fundado por Juan Perón perdió el gobierno que ejerció desde 1987 en forma ininterrumpida, por lo que quedó sumido en una crisis interna que no pueden resolver los gobernadores de otras provincias, ni Pichetto, pese a que se convirtió en un jefe virtual del PJ. Más incidencia tendrían los intendentes del Conurbano, que defenderán su liderazgo en las urnas.
Algunos de ellos empezaron a tender puentes con Sergio Massa. Pero el jefe del Frente Renovador prefiere por el momento mantenerse al margen de la interna peronista, una mochila que se sacó de encima desde 2013. Otros nombres de candidatos en danza son los de Florencio Randazzo y Daniel Scioli, quienes permanecieron junto a Cristina Kirchner hasta el final de su mandato.
La dificultosa reorganización del peronismo es seguida de cerca por el gobierno de Mauricio Macri y también por el de María Eugenia Vidal, puesto que deberán revalidar el año próximo las victorias electorales que obtuvieron en 2015. Los peronistas les harían un aporte inestimable si no logran evitar una dispersión de su oferta en la Provincia, como todo hace suponer hasta el momento.

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