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ES LA AUTORA DE "EL MUNDO SEGÚN MONSANTO"

“Hay que promover alternativas al actual paradigma económico”, dijo Marie Robin

La periodista e investigadora francesa visitó Junín para brindar una conferencia en la que reveló detalles de su más reciente documental, “Las cosechas del futuro”. También hizo hincapié en la necesidad de que la producción orgánica gane espacios ante la agroindustrial.

La destacada periodista, investigadora y cineasta Marie Monique Robin llegó desde Francia para encabezar una serie de actividades vinculadas al cuidado de la ecología, como así también a la producción de alimentos orgánicos, y en medio del recorrido hizo escala en Junín.
En una conferencia que tuvo lugar en La Casa del Pueblo, Robin brindó detalles de su más reciente documental, “Las cosechas del futuro” (que fue proyectado previamente en la sala misma sala en que se desarrolló la disertación), y luego interactuó con los presentes en una charla debate que permitió conocer su visión sobre el modelo de producción que impera a nivel mundial y las posibilidades de ir hacia un cambio que deje a los agroquímicos fuera de juego.  
La especialista de origen galo llegó a esta ciudad tras pasar por Misiones, Entre Ríos y Rosario, donde entre otras cosas aprovechó para recopilar material para un nuevo documental sobre el glifosato, luego de la notable repercusión que tuvieron sus trabajos fílmicos “La visión del mundo según Monsanto” y “Nuestro veneno cotidiano”.
“Luego de haber dedicado diez o doce años de mi vida al sistema agroindustrial quise enfrentar la pregunta de si había o no alternativas a este modelo. Siempre se dice que no las hay, pero yo encaré ese desafío, lo tomé en serio y la buena noticia es que sí hay alternativas”, afirmó Robin en el comienzo de su alocución.
Sobre ese mismo punto, reflexionó: “Siempre está el argumento de que necesitamos los agrotóxicos porque sino no podemos alimentar al mundo y para mí es muy interesante cuando se escucha decir eso, porque se olvidan decir que al mundo tampoco lo alimentamos con agrotóxicos. Hay casi mil millones de personas que mueren de hambre en este planeta y es un gran fracaso. Se ha invertido tanto dinero, miles de millones de dólares, para promover el sistema agroindustrial y ni siquiera hemos podido alimentar al mundo”.
En referencia a “Las cosechas del futuro”, Robin destacó cuánto le gustó  elaborar ese material e hizo foco en una particularidad: “Todos los productores que forman parte de él están felices menos uno, el norteamericano. Y no le pagué para que apareciera deprimido frente a mi cámara. Vaya que es muy difícil ver a un norteamericano deprimido pero este se siente de ese modo al hablar de la salud de los agrotóxicos que él utiliza y al notar que, como otro problema, las malezas se volvieron resistentes al glifosato, lo mismo que los insectos y las enfermedades que aparecen en los cultivos de maíz”.

Cómo resistir al modelo imperante
Al momento de dar lugar a las preguntas de los presentes, el primer interrogante que le fue planteado a Robin fue si podía trazar una comparación entre los movimientos de resistencia al modelo agroindustrial con químicos entre Francia y Argentina.
“En Francia llevamos treinta años diciendo que va a volver el crecimiento y que si no vuelve no va a poder resolver los problemas de la pobreza y del desempleo, pero después de todos estos trabajos que estuve haciendo me planteé el interrogante de si el crecimiento económico es la solución o es el problema que tenemos. Hice un documental y un libro que demuestran por qué no podemos seguir con este paradigma económico. Crecer siempre significa consumir más, producir más y en el planeta los recursos son limitados y la capacidad del planeta de absorber nuestros desechos también tiene límites que están colapsados. El mayor desecho actual son las emisiones de gas que provocan el cambio climático, así que ese documental demuestra que el crecimiento en realidad es el problema, que hay que cambiar de paradigma y que hay mucha gente que lo entendió en el mundo”, respondió Robin.
A continuación marcó que para “Las cosechas del futuro” estuvo en Argentina y Canadá para hablar de la agricultura urbana orgánica, que ya es una práctica mundial. En América del Norte incluso hay personas que dejan carreras profesionales, de mucho dinero, para volverse huerteros orgánicos.
“Estuve en Rosario porque hay una lucha urbana que es un ejemplo y es muy interesante ver cómo en el norte y en el sur la semilla es lo que une a la gente. Otros casos se dan en Nepal y en Dinamarca, donde se crearon cooperativas ciudadanas para promover las energías renovables, con una propiedad colectiva, lo que significa bajar su consumo y realizar todo un proceso en busca de ese fin. Entonces vemos cómo en muchos países del mundo se cuestiona este modelo de producción ilimitada y el modelo sojero es un claro ejemplo. Si tomamos el Producto Bruto Interno, la soja es muy buena porque da plata para algunos, pero el PBI no toma en cuenta los gastos y las externalidades que produce este modelo sojero, consistentes en el agotamiento de los suelos, en una fractura sanitaria y la contaminación, factores que no aparecen en ese indicador. Entonces no sirve para nada si queremos salvar este planeta.  Podemos tener un PBI muy alto y mucha gente enferma y está muy bien que así sea porque la industria farmacéutica está muy contenta, a ella no le importa la prevención sino que tengamos muchos casos de cáncer”, se explayó.
Robin consideró que ante ese panorama “hay que promover las alternativas”. “Hay que dejar de quedarse, hay que reunirse donde se vive, empezar por la comida viendo cómo comemos cada uno en nuestra casa y cómo podemos cambiarlo. Una vez que logran hacer eso se incorporan muchas cosas más, la gente se junta y la reforma se concreta”, agregó.

-¿Hay algún organismo mundial que fomente esta política de autosustentabilidad y apoye a los productores y consumidores que buscan crear sus propios bienes orgánicos?
-No, pero cada país tiene sus movimientos de cultura orgánica y repito que hay que reunirse y ver cómo conseguimos un pedazo de tierra parta hacer una huerta. Cómo hago para controlar lo que como, dónde debo ir para comprar lo que quiero y todo eso es producto de un cambio que debemos hacer localmente.

-¿Y cuando tenemos agroquímicos a nuestro alrededor?
-Hay que denunciarlos.

-Pero no es tan fácil, porque muchas veces pasa que queremos hacer una quinta en el patio de nuestra casa, que está libre de agroquímicos, y los productos no nacen buenos.
-No, pero hay que hacer talleres, buscar la gente que pueda brindar asesoramiento y con el conocimiento básico y adecuado.           
 
Una expositora de relieve
Marie Monique Robin es una periodista de investigación, directora y escritora francesa nacida en 1960. Estudió ciencias políticas y es licenciada en periodismo por el Centro Universitario de la Universidad de Estrasburgo.
Desde 1989 realizó cuarenta películas y obtuvo treinta premios por sus trabajos, entre los que se destacan “Sida y Revolución” (1989), “Mamá Coca” (1990), “Ladrones de ojos” (1993), “Escuadrones de la muerte, la escuela francesa” (2003) y “El mundo según Monsanto” (2008).
Sus películas son el resultado de un largo estudio de campo, proporcionando una mirada crítica sobre la situación de los derechos humanos en distintas partes del mundo, especialmente en América Latina. Investigó sobre el uso de la coca por los indígenas en Colombia, la prevención del SIDA en Cuba y la participación del ejército francés en la Operación Cóndor. Desde 2004, Robin se centra en las amenazas a la biodiversidad y la apropiación de la vida por parte de los gigantes de la biotecnología.

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