NO PUEDE IR A LA ESCUELA NI REALIZAR ACTIVIDADES SOCIALES

Ian, el nene discapacitado que sigue esperando reintegrarse a sus amigos

Hace un mes y medio que se encuentra aislado de sus compañeros de clase porque IOMA dejó de cubrir el asistente terapéutico que el menor necesita cuando se encuentra fuera de su casa. La madre del chico dijo que desde la obra social no muestran interés en resolver el problema.

El paso de los días no hace más que ir borrando la huella que, a su modo, muy despacio, el pequeño Ian Lafarge, de 11 años, había logrado trazar en cada día de encuentro con chicos de su edad.
El niño sufre un severo trastorno mental y motriz que lo obliga a estar acompañado por un asistente terapéutico a cada lugar que va fuera de su casa, ayuda que desde nueve años a esta parte fue fundamental para que el menor pudiera integrarse a establecimientos donde concurren chicos de su misma edad.
Sin embargo, desde hace un mes y medio que no está yendo a clases porque IOMA cortó la cobertura del asistente y pese a los incesantes reclamos formulados por los padres del nene, que incluso llegaron a la faz judicial, el conflicto sigue sin resolverse.
Mariana Sánchez, madre de Ian, habló con Democracia y relató la historia de su hijo y de toda una familia que ya posee una larga experiencia en batallar con adversidades.
“Ian es nuestro hijo menor. El mayor es Álvaro, de 21 años, con síndrome de down y al que también adoptamos de chiquito. Ya con él tuvimos muchos problemas en cuanto a la asistencia de IOMA, que ahora se vuelve a portar mal con nosotros”, expresó Sánchez.  
Mariana y su esposo adoptaron a Ian cuando este tenía pocos meses de vida. Según relató la mujer, el bebé había sido abandonado por sus padres biológicos, que eran médicos, después del nacimiento ocurrido en la Maternidad Suizo Argentina.
Desde entonces son una familia de cuatro cuyos adultos no escatiman esfuerzos en pos del bienestar de sus hijos.
“Desde el 5 de mayo Ian no va al colegio. Siguen pasando los días y la gente de la obra social sigue sin pagarle al prestador del servicio, habiendo recursos de amparo de por medio, una medida cautelar y cédulas intimando a que se restablezca el servicio a las 24 horas de recibida cada una de esas notificaciones. Desde IOMA nunca nos llamaron, ni a nosotros ni a la abogada”, comentó Sánchez muy consternada.
La madre señaló que el único lugar al que asiste Ian es el colegio. “Él no va a una fiesta, no va a la plaza, ni tiene amigos que vengan a casa. Hace nueve años que está integrado, primero fue al jardín Santa Isabel y ahora concurre a la Escuela Nº35. No habla, no sabe leer ni escribir, pero son cuatro horas que pasa dentro de una institución con gente diferente y la pasa bien”, continuó.
Y advirtió: “Las sensaciones por estar en casa lo ponen agresivo, él se autoagrede. Y en cuanto a la salud este alejamiento también es bastante perjudicial, porque cuando vuelva, después de dos meses, el acompañante terapéutico ya no va a ser más el mismo, así que todo esto va a ser un retroceso”.
Debido a su condición, el menor usa pañales, hay que asistirlo para comer y para que pueda dormir, y tiene serios trastornos de conducta.
“No es lo mismo estar todo el día conmigo, con mi marido o con su hermano que estar con otra gente, más cuando él siempre estuvo integrado, ya sea a nivel escolar como a través de la pileta del Club Los Miuras, a la que concurre en los veranos. Y es querido por todo el mundo, entonces me parece que la gente de la obra social no tiene derecho a hacerle todas estas cosas”, expresó indignada Mariana Sánchez.

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