PROFUNDO DOLOR

Murió un crack de Ambos Mundos, Juan Carlos Delgado

Tenía 78 años y fue uno de los integrantes de equipos que hicieron historia en la entidad tricolor de la calle Primera Junta

El martes pasado falleció a la edad de 78 años, una verdadera gloria del Club Ambos Mundos, identificado plenamente con la casaca tricolor: Juan Carlos Delgado.
“Teco”, como lo conocían sus seres cercanos y amigos de toda la vida, fue un arquero de extensa trayectoria en la entidad de calle Primera Junta, al extremo de haber brillado en la época dorada del club en materia futbolística, especialmente en la década del ´60.
Al margen de haber integrado en repetidas ocasiones el seleccionado de la Liga Deportiva del Oeste, formó parte del equipo campeón liguista de 1963 (primer título de la historia deportiva de Ambos Mundos), rompiendo la hegemonía de River, Sarmiento y Moreno. En ese certamen, tuvo la compañía de los Ochoaispur (Hugo, Raúl y Oscar), Juan Pedro Fernández, Humberto Franchi, Di Sciascio, Pérez, Morales, Marengo, Chávez y Pesaresi, entre otros.
Ese resultó un conjunto armonioso y demoledor, que llenó de aficionados los estadios locales, merced a su fútbol de alto vuelo. Hoy, a casi cuatro décadas y media de aquel certamen, seguramente los hinchas itálicos y memoriosos que nunca faltan, recordarán ese campeonato.
Cuatro años más tarde, en el certamen de 1967, Ambos Mundos volvió a dar la vuelta olímpica, en medio de la euforia de su gran hinchada, siempre con Delgado en los tres palos, en compañía de otro buen golero, Ovidio Marengo.
El plantel de los itálicos se completaba con otros nombres de excepción, entre ellos Manuel “Lobo” Sofía, Humberto Franchi, Oscar Bertullo, Alberto De Tomaso, Ángel Mercado, Carlos Birello, Félix Di Sciascio, Juan Carlos Vilchez, Aldo Mengón, Manuel Guerreño, Alberto Comisso, los Cullerton, Juan Carlos Silva, Naso, Curto y el “Bagre” Luna.
Un muchacho culto e inteligente, un trabajador incansable y un gran amigo. Así se recordará a Juan Carlos Delgado, quien fue muy generoso con sus allegados más íntimos, compartiendo con alegría sus ratos libres, en los que dejaba de lado cualquier objetivo del momento para desarrollar otras habilidades y hobbies, como su pasión por los trenes (“nosotros, los ferroviarios”, solía decir) y por la buena cocina.
Quienes pudimos conocerlo supimos de su grandeza de espíritu y de su noble accionar.
“Teco” estaba casado con María Gladys Molina y era padre de dos hijos, Gladys y Marcelo, y abuelo de cinco nietos, Matías, Samuel, Blas, Martina y Jorgelina. Tanto ellos como sus amigos, ex compañeros de trabajo, dirigentes y futbolistas, lo despiden por estas horas con profunda congoja.

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