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FUNDADO EN MAYO DE 1916

Social Villa Talleres: Un punto de encuentro para la gente del barrio

La institución cumplió este mes cien años de vida. En diálogo con Democracia, el flamante presidente, Juan Olguín, repasó la historia y contó los proyectos que se pondrán en práctica para volver a enaltecer la mística que identifica al club.

Los clubes de barrio tienen su historia. Durante décadas han sido un punto de encuentro para miles de personas, de familias, de generaciones que han establecido vínculos eternos en estos espacios. Por eso los clubes son importantes, porque aportan condimentos esenciales que pueden mejorar la calidad de vida de las personas.
El Club Social y Deportivo Villa Talleres cumplió cien años, que no es poco. Cien años de vida institucional merecían un festejo como el que esta gran familia tuvo el sábado 14 de mayo. Esa noche resurgieron los mejores recuerdos, anécdotas e historias de vida que conforman los pilares de esta querida institución de Junín.
Villa Talleres tiene su sede en Primera Junta y Siria. Quienes transitan por esa zona ya pueden apreciar una gran renovación. La fachada ha cambiado y se notan refacciones que realizó la nueva comisión directiva, que encabeza el presidente Juan Olguín.
El pasado, el presente y los proyectos para el futuro, formaron parte de la charla con el máximo directivo de la institución, quien pretende trabajar para que el club vuelva a ser lo que alguna vez fue: un punto de encuentro para la gente del barrio.

- ¿Cómo vivió el festejo por el centenario?
- Fue algo muy lindo, muy emocionante. Estaban presentes muchas personas queridas del barrio. Y por lo que pude preguntar, todos me dijeron que estaban conformes con la comida y con la noche que pasamos. También bailamos un poquito. Pasamos una linda noche, que era el objetivo. Ahí mismo tuvimos la suerte de que mucha gente decidió asociarse, más que nada porque les gustó el lugar.

- ¿Cómo ha encontrado al club en su regreso?
- Nosotros ya estamos pensando en adelante, tenemos algunos proyectos para empezar a dictar un taller de danzas folclóricas. También tenemos pensado crear un espacio para que se dé yoga. Así que estamos bien. El club tiene un grupo de gente grande muy linda, muy unida y que tiene ganas de hacer cosas. También tenemos pensado hacer algo de ajedrez. Son todos proyectos que estamos analizando y que seguramente vamos a poner en funcionamiento.  

- El club funciona como un punto de encuentro.
- Claro, tenemos la suerte de tener un buen sistema de calefacción que es fundamental para el invierno. Entonces van mujeres a jugar a las cartas, a la canasta, y pasan un lindo momento porque charlan, se divierten y salen de sus casas. Eso es importante.

- Debe ser mucho el trabajo en un club, ¿Cómo se organizan?

- Por suerte cuento con el apoyo de mucha gente. Somos siete u ocho personas que estamos al frente y después hay un gran grupo de personas que está presente cada vez que los convocamos. El vicepresidente, que siempre me acompaña, es Osvaldo Ballesteros; el secretario, Enzo Gatti; como prosecretario está Daniel Antoneda. También tengo que nombrar a Fernando Poggi, Juan Matarazzo, Sergio Von Pollakof, Daniel Casco y Armando Cofré. Ellos también nos dan una mano muy grande como muchas personas más que colaboran permanentemente.

- ¿Qué trabajos se han hecho en estos tres meses?
- Hemos pintado y reparado varias partes de la institución que estaba bastante caída. Los baños y los desagües eran un desastre y los pudimos arreglar. En los techos se filtraba mucho el agua y también lo pudimos reparar. En lo que respecta a limpieza y mantenimiento, el club estaba bastante atrasado. Después pagamos algunas deudas y todo eso fue generando aceptación, por eso la gente volvió a acercarse. Yo tuve un paso por el club (2008-2010) y nos fue bien. Ahora siento que la gente volvió a confiar. Me parece que esto es simple: si uno hace las cosas bien, recibirá el bien, y si hace las cosas mal, te van a pasar cosas malas.

- ¿Hay algún proyecto para atraer nuevos socios?

- Cuando nosotros entramos, en 2008, llegamos a tener 220. Cuando regresamos había 80 y en tres meses de trabajo ya llegamos a 160. Ahora cobramos 30 pesos por mes y el socio puede acceder a cualquiera de los beneficios que tiene el club, como usar los salones, las parrillas y el patio. Lo que hacemos con los socios es cobrarle un 50 por ciento menos. El salón más grande cuesta 4000 pesos alquilarlo y para los socios sale 2000. Con ese precio se pueden usar las heladeras, el freezer y todo lo que tiene el club.

- ¿Qué destaca de la historia del club?
- La historia siempre estuvo ligada al barrio. El predio fue donado para que se construyera una institución y eso se logró. A nosotros nos toca ser responsables por ese trabajo que se ha hecho. Hoy en día ya hemos tenido un acercamiento con gente de la Municipalidad y ellos se han mostrado predispuestos a ayudarnos para tener todos los papeles al día, como corresponde. La transparencia es muy importante, el club es una gran familia y nosotros queremos trabajar en base a eso.

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