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ENFOQUE

La evasión frena el aumento de la producción de carne vacuna

La evasión frena el aumento de la producción de carne vacuna, según la contundente declaración del presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas –ABC- Mario Ravettino: "La informalidad existente en sus distintas manifestaciones -impositiva, sanitaria, comercial, previsional y ambiental- constituye la verdadera barrera para la llegada de nuevas inversiones en la producción y en la industria".
Ravettino agregó que "si bien no existen datos oficiales sobre la evasión impositiva y previsional, hay un consenso entre los operadores que la suma de tales prácticas distorsivas en la cadena de valor es de aproximadamente $ 6 el kilo de res en gancho, es decir unos 0,40 dólares el kilo".
"Dado que la producción proyectada para el próximo ejercicio sería de 2.700.000 toneladas peso res, la evasión rondaría en US$ 1.080.000.000", dijo.
El diagnóstico realizado por el presidente de ABC es compartido por la mayoría de los actores de cadena pecuaria y dirigencia política, aunque posiblemente no con tanta precisión.
Como ocurre con muchos otros temas en el país, son muy pocos lo que están en condiciones de denunciarlo públicamente, porque prefieren privilegiar sus negocios particulares aunque estén perjudicando a toda la cadena, para crecer en forma sostenida en  el aumento de las exportaciones en cantidad y calidad a todos los mercados del mundo.
Los políticos y sus políticas privilegiaron siempre tener leche, pan y carne barata para salarios bajos, que promovió una cultura en la sociedad incentivando la producción de carnes para el consumo interno principalmente.
La gran mayoría de los argentinos tienen que asumir que al cóctel de medidas económicas demagógicas, la segura respuesta era la caída de producción y el aumento del precio de la carne al mostrador, por falta de oferta suficiente para abastecerla.
Esto ocurrió con muchos otros alimentos, motivo por el cual se explica la persistencia de la demanda de carne vacuna -que a pesar de la suba de precios- termina siendo la mejor opción y más barata para la mayoría de la mesa de los argentinos.
Los ciclos biológicos no lo cambian los hombres. Si queremos tener una política de estado de carnes moderna (la carne seguirá subiendo por dos o tres años por lo menos, si hacemos bien los deberes) hasta poder aumentar el stock y la producción para estabilizar la oferta a la demanda de una política exportadora de los mejores cortes y abastecer simultáneamente el consumo interno.
Por lo tanto, el actual debate sobre el precio de la carne, debería ser un llamado a la reflexión a todos los actores, para cambiar definitivamente las políticas de producción de carnes y los hábitos de consumo, si no queremos volver a repetir este grave escenario para los consumidores.
Se impone generar un nuevo marco institucional, que dé previsibilidad a quienes tienen que invertir a largo plazo, para aumentar la producción y la exportación a todos los mercados del mundo y de esa forma poder atender mejor el consumo interno con proteínas de animal.
El principal marco institucional por ley que necesitamos es establecer un único estándar sanitario para todas las plantas de faena, implementar un sistema de comercialización por cortes y una trazabilidad que responde a un único estándar internacional para todos los animales.
Hay que prohibir al Estado intervenir en el negocio empresario arbitrariamente. La llave principal para dicha política de carnes, es terminar con la competencia desleal, bancarizando todas las operaciones para lo cual es fundamental eliminar el impuesto al  cheque y de esa forma mejorar toda la competitividad de la cadena pecuaria.
Una política de carnes moderna necesita estar incluida en un plan nacional de crecimiento y desarrollo, con una visión estratégica para todas las regiones y ciudadanos del país.
Debe estar incluida desde su inicio en la planificación del Plan Belgrano. Es fundamental en el NEA y NOA transformar los granos en carnes y subproductos como etanol y biodiésel entre otros.
Es de esperar que en el seminario del IPCVA sobre las políticas para el 2030 del día 21 de abril próximo en el Hotel Hilton de Buenos Aires, surjan las propuestas sobre las políticas para el 2030 para poder concretar las políticas de estado para las carnes que necesita el país.
Este país puede producir 4 millones de toneladas de carnes y exportar 1.3 millones de toneladas del mejor corte que cotizan alto en los mercados del mundo.
Con esta producción en pocos años tendríamos para consumo interno 2.7 millones de toneladas que dividido por 40 millones de habitantes representa 67 kilos por persona por año.
Es decir estaría consumiendo más carne vacuna que hoy y el asado sería un corte muy barato porque a esos niveles de producción superaría la demanda.
El desafío es saber si estamos dispuestos a cambiar, transparentar el negocio para una libre competencia que incentive las inversiones y ser mucho más eficiente en la producción de  carne vacuna, para atender la exportación y el consumo interno como hizo Uruguay hace unos años y se convirtió en un exportador más importante de carne vacuna que la Argentina.


(*) Consultor. Ex presidente de CRA y Carbap.

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