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LA MODA DEL PEDALEO

Muy pocos usan el casco en la bici, corriendo un riesgo que se podría evitar

Especialistas remarcan la importancia de lograr mayor conciencia en los ciclistas.

Hace unos seis años comenzaron las campañas para promocionar el uso de la bicicleta como medio de transporte. La idea surgió en la ciudad de Buenos Aires, que pretendió importar el hábito del pedaleo diario, fuertemente instalado en algunas ciudades europeas como Amsterdam. Entonces se realizaron largos tramos de ciclovías y un sistema que permite el uso público de bicicletas.
La movida, aunque bastante más debilitada, se expandió a otras ciudades y muchos juninenses se sumaron al boom de las dos ruedas. Algunos desempolvaron su vieja bicicleta y otros, los más comprometidos, invirtieron en una nueva. Sin embargo, pese al entusiasmo, ni rastros del casco en el uso urbano.
Es que si bien en Junín se organizaron bicicleteadas, a la gente todavía le cuesta ponerse el casco. Aunque se intentó con distintos proyectos la construcción de ciclovías para ordenar la circulación de las bicis e incentivar el respeto por las normas de seguridad, en nuestra ciudad no está instalada la cultura de la bici de igual manera que en Capital. Y aún se conserva la costumbre de las viejas épocas, cuando nadie creía necesaria la protección para el uso urbano.

¿Es importante el uso del casco?
Según explican desde la asociación civil Luchemos por la vida, al igual que sucede con el casco de los motociclistas, su uso ayuda a reducir el riesgo de lesiones severas en la cabeza y cerebro ya que reduce la fuerza del impacto del golpe de tres maneras.
En primer lugar absorbe con su estructura la energía del impacto de manera que la cabeza se detiene más lentamente y el cerebro golpea contra el cráneo con menos fuerza. A su vez, dispersa la fuerza del impacto en una superficie más grande de tal manera que la energía del choque no se concentra en una parte de la cabeza y actúa como barrera que impide el contacto entre el cráneo y el objeto del impacto.
Según estadísticas difundidas por la asociación civil Luchemos por la vida, en el año 2013 murieron en Argentina 7.896 personas en accidentes viales, se estima que el 8% de los muertos eran ciclistas, es decir 631.
Desde la asociación advierten que la mayoría de los ciclistas circulan sin respetar las normas básicas de tránsito (semáforos, sentido del tránsito, luces o reflectantes) y que la mayoría no usa casco.
“El ciclista no se cree con obligaciones en la vía pública, pero las tiene porque también forma parte del tránsito, pasa que son obligaciones no exigibles, son más bien deberes. Además del casco, también deberían llevar espejos retrovisores y conocer las reglas de circulación”, plantea Daniel Zuccarelli, máster en Seguridad Vial.
Zuccarelli señala que el hecho de que el casco no sea obligatorio en la Ciudad atenta contra su uso. Explica que en 1995 se creó una ley nacional de tránsito y se invitó a las provincias a adherirse. Casi todas (incluida la provincia de Buenos Aires) adhirieron. “En esta ley no se regulaba a la bicicleta, sólo se la menciona al pasar”, cuenta Zuccarelli.
En 2004 se sancionó la ley 25.965 que modificó algunos aspectos de la otra: ahora sí se consideró y reguló el uso urbano de bicicletas. En el artículo 7 se incorporó al casco protector entre los requisitos obligatorios para circular. “Pero la Provincia de Buenos Aires no adhirió a esta nueva ley, por lo que en la Ciudad no es obligatorio el uso de casco”, dice el abogado.
El especialista señala otro inconveniente en relación a los cascos para bicicleta: “Los diseños contemplan la posibilidad de caída, no de choque, porque fueron pensados para carreras, no para circulación diaria urbana”.
Desde Luchemos por la vida consideran que existen tres factores principales que propician una grave situación para la circulación de bicicletas: falta de educación vial, falta de controles y falta de infraestructura adecuada. Sostienen que las ciclovías necesitan ser mejoradas y extendidas.

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