CAMBIÓ DE VIDA GUIADO POR UN PROPÓSITO ESPIRITUAL

Federico Capelli, un joven juninense que decidió ser misionero en Uganda

Para salir de su adicción a las drogas, decidió emprender el viaje hace tres años. Vivió dos años en Sudáfrica y, desde hace un año, trabaja en una escuela ugandesa. "Yo encontré propósito a mi vida. Estoy llamado a eso y es lo que tengo que hacer”, asegura.

Federico Capelli (25) es juninense y hace tres años que vive en África como misionero en JuCUM (Juventud Con Una Misión), una organización cristiana de alcance internacional que colabora en tareas comunitarias.
Según contó en una entrevista con TeleJunín, Federico decidió viajar al continente africano a misionar cuando se encontraba en un duro momento de su vida debido a su adición a las drogas.
"Nací en Junín y, cuando era adolescente, estuve involucrado seis años en drogas. Cuando vi que no podía continuar con mi vida así, se dio la oportunidad de viajar a África con un grupo de misioneros y ahí comenzó mi vocación”, recuerda el juninense.
Con relación a la superación de su adicción, destaca la ayuda de su entorno y la religión.
“Mi madre, mi padre y toda mi familia me ayudó mucho.  No es fácil salir de las drogas y lo había intentado varias veces antes. Pero había definitivamente una intención de salir de ello. Yo iba a la Iglesia del pastor Marcelo Reichenshammer y, pocos días antes de hacer el viaje, todo cambió. Empecé a sentirme bien y continué así cuando llegué a África. Todo cambió, especialmente mi círculo”, afirma tras recordar esa difícil etapa de su vida.

La vida de misionero
Consultado por TeleJunín acerca de la vida que desarrolla en África, Federico destaca las diferencias entre Uganda y Sudáfrica, los dos países donde permaneció más cantidad de tiempo.
”La situación en Uganda es totalmente diferente a Sudáfrica. Sudáfrica es un país mucho más parecido a Argentina, pero Uganda es un lugar más pobre, con muchísimas más necesidades. Además, en Uganda hay mucha mortalidad infantil por malaria y por hepatitis B. La vida allí no es dura, pero sí diferente”, sostiene.
Con relación a su trabajo, durante estos tres años Federico se centró en la educación de niños en edad escolar. “Yo trabajé nueve meses en una escuela primaria que pertenence a la base de la JuCUM. Las escuelas públicas en Uganda están súper pobladas. Hay como 150 chicos en cada aula. Por eso, la escuela de la JuCUM, donde yo trabajaba, era mucho mejor opción para ellos”, destaca.
Federico destaca la colaboración internacional para mantener la escuela en la base de la JuCUM. Así, recuerda el contacto que recibió de una brasilera que financió un año de escolaridad de un niño tras ver sus fotos en Facebook.  
Federico también realizó tareas de ayuda con tribus. "Pudimos hacer unos viajes para colaborar con tribus no desarrolladas y muy comprometidas. Por ejemplo, trabajo con unos pescadores a los cuales les explicamos y los ayudamos", sostiene.

El futuro
Federico reconoce que el proyecto de viajar a África era por pocos meses. “Yo tenía planes de volver en pocos meses, pero como decidí seguir siendo misionero, quise quedarme. Es un camino espiritual y yo encontré propósito a mi vida”, asegura.
“No sé si me quedaría de por vida, pero por los próximos años voy a estar viviendo en Uganda. Estoy llamado a eso y es lo que tengo que hacer. No sé si voy a estar toda la vida ahí, pero hay un propósito y hay que cumplirlo”, finaliza decidido el joven.
La vuelta a Uganda será ya como hombre casado, en tanto el próximo 13 de enero contraerá matrimonio con su novia Belén y emprenderá el viaje de regreso a Uganda para seguir misionando.

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