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PANORAMA DE LA SEMANA

Un acuerdo para regocijo del Presidente

María Eugenia Vidal podría estar a punto de agasajar al Gobierno nacional con un anticipado regalo navideño. Si no surgen por estas horas impensados contratiempos, la mandataria logrará en las próximas horas cerrar un inédito y extenso acuerdo salarial con los gremios estatales que cubrirá todo el año próximo.
La negociación que está a punto de coronarse es un traje a medida de las necesidades de Mauricio Macri. Los sindicatos aceptarán un incremento anual del 18% en cuatro cuotas para 2017, justamente acorde con las proyecciones inflacionarias que trazó la Casa Rosada.
Este cierre abona a la idea de “previsibilidad” de la economía que afanosamente busca mostrar el Gobierno nacional. Aun cuando los sindicatos se aseguraron una revisión trimestral de ese acuerdo en función de cómo evolucione la inflación para quedar a cubierto de una eventual disparada, supone de todos modos una señal positiva para el oficialismo.
Este desenlace esconde una cuestión adicional por la que acaso Macri tenga otro motivo para celebrar. La paritaria bonaerense es parámetro para la negociación nacional que encaran otras organizaciones. Por caso, lo que cierra el Sindicato de Salud Pública en la Provincia es referencia ineludible para la discusión paritaria que desarrolla posteriormente la poderosa Federación de Trabajadores de la Sanidad (Fatsa).
Lo que firmará seguramente mañana Vidal con los gremios estatales es un avance, aunque no despeja de tensiones salariales el escenario del año próximo en el que Cambiemos tendrá su primer test electoral desde que se transformó en oficialismo. La mandataria deberá todavía lidiar con el poderoso Frente Gremial Docente, sector con el que suele mantener fuertes tironeos y que, acaso, no esté dispuesto a la modalidad de cierre por la que optaron los gremios estatales.
El Gobierno bonaerense se prepara para anunciar otra medida en relación a los estatales: un cronograma de pases a planta permanente de personal temporario y regularización de contratados, una medida que vienen reclamando los sindicatos y que implica la continuidad laboral de unos 15 mil agentes en la administración pública.
Hacia el interior del gobierno, Vidal puede que dé señales en torno del impacto que tuvieron las declaraciones de Emilio Monzó, críticas hacia algunas de las estrategias de construcción política de Cambiemos.

Vacante
Con poco margen para avanzar rápidamente en un acuerdo con algún “peso pesado” del peronismo bonaerense, en el Ejecutivo habían pensado en un dirigente cercano a Monzó para cubrir la vacante que se abrirá en el Ministerio de la Producción.
Pero en las últimas horas comenzó a tallar el nombre de una funcionaria cercana al ministro nacional de esa misma área, Francisco Cabrera, quien se la habría propuesto a algunos hombres con decisión en el equipo vidalista.
Existen al menos tres posiciones dentro del Ejecutivo. Hay quienes creen que no habría que apurarse a adoptar una definición y que el ministerio, una vez que su actual titular Joaquín De la Torre desembarque en Gobierno, quede a cargo interinamente de algunos de los actuales subsecretarios. Otros macristas creen que el desembarco de una dirigente cercana a Cabrera significaría profundizar la divisoria de aguas con Monzó, un plan con el que se tientan varios funcionarios.
Pero existe un tercer grupo que aconseja a la Gobernadora cerrar filas de cara al año electoral. Y una muestra de unidad en ese sentido sería la de abrir el gabinete para un hombre afín al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.
Las evaluaciones oficiales también apuntan al peronismo. Hay sectores que quisieran ver acciones más firmes en procura de acercar algunos intendentes más allá de los que ya muestran cierta fidelidad como Alejandro Granados (Ezeiza), que acaba de ratificar su cercanía con el apoyo a la candidatura de Julio Conte Grand como Procurador de la Corte.
Son los que sueñan con traerse algún integrante del Grupo Esmeralda, el sector de alcaldes dialoguistas que una vez más le allanará el camino a Vidal para aprobar el Presupuesto a mediados de este mes. Puede que existe una falta de decisión política para avanzar en ese sendero, pero tampoco son tiempos de bonanza económica y social en el país como para convencer a algún intendente del Conurbano de las bondades de abrazarse al oficialismo.

Acuerdo en marcha

Mientras tanto, Sergio Massa y Margarita Stolbizer se aprestan a dar un paso más en su entendimiento político que seguramente derivará en una colación electoral en la Provincia.
La movida ratificatoria ya tiene fecha: será el miércoles 14 donde ambos dirigentes cerrarán el año legislativo con un balance que incluirá las acciones que desplegaron para garantizar “gobernabilidad” a la administración de Mauricio Macri pero, además, los cuestionamientos a la marcha del Gobierno.
El diálogo entre ambos sectores avanzó hacia un esquema macro de acuerdo para evitar tensiones en la futura sociedad. Por caso, ya se habla de evitar internas desgastantes en algunos distritos clave como Mar del Plata, Bahía Blanca, Junín y San Nicolás.
En rigor, se prevé que las internas que se habilitarán serán excepcionales en los distritos, porque no existen dudas de que habrá listas únicas de legisladores nacionales y provinciales.
La incógnita central es si Massa será o no candidato, en momentos en que empiezan a surgir presiones para que el tigrense lidere la oferta electoral junto a Margarita. 

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