None
RECONOCIDO OFTALMÓLOGO DE NUESTRO MEDIO

Rodolfo Weskamp: Referente de una estirpe de médicos

Desde su tatarabuelo hasta su hijo, todos se desempeñaron en disciplinas vinculadas a la salud. Él atiende desde hace más de cincuenta años en Junín y hace más de 30 fundó un renombrado centro oftalmológico en Buenos Aires.

Se puede afirmar que Rodolfo Weskamp forma parte de una suerte de dinastía dentro de la medicina.

Su tatarabuelo era médico y ya en 1864 había escrito en Alemania un libro sobre clorosis. Su bisabuelo, que se instaló en Córdoba, era médico y bioquímico. “Tengo el certificado del Colegio de Farmacéutico de Berlín, con fecha de 1871”, cuenta. Además, su abuelo –también médico– fue el que se vino a Junín. Y la misma carrera siguieron su padre (“uno de los primeros especialistas registrados en la provincia de Buenos Aires”), él y su hijo.


Formación

Rodolfo Weskamp es el mayor de tres hermanos. Se crió en su casa ubicada en pleno centro de la ciudad, comenzó la primaria y en tercer grado fue enviado como al Colegio San Jorge, de Quilmes, en donde estuvo como interno hasta el segundo año del secundario.

“Fue una experiencia muy interesante y, también, muy estresante, porque era un colegio muy estricto”, recuerda. Cuando regresó terminó el secundario en el Colegio Nacional de Junín.

Después, se fue a estudiar medicina a Córdoba. “Siempre supe que quería hacer esta carrera –cuenta–, me resultaba algo lindo, atractivo y tenía familiaridad con la profesión”

Se recibió a los 23 años. Mientras estaba terminando los dos últimos años empezó con la residencia en la cátedra de oftalmología y, al mismo tiempo, el Colegio Internacional de Cirujanos, le dio una beca. Fue la primera vez que le dieron este beneficio a un extranjero.

A raíz de esa beca, se capacitó en Chicago y luego continuó su formación en la Universidad de Iowa.

Los viajes, congresos, seminarios y cursos fueron una constante en su carrera. En New York se formó con el doctor Ramón Castroviejo, que fundó las bases de la oftalmología moderna.


Ejercicio profesional

Una vez recibido, Weskamp se instaló en Junín y compartió el consultorio oftalmológico con su padre. “Fue una convivencia muy linda y un aprendizaje muy importante para mí, nunca me resultó difícil trabajar con él, porque siempre fue muy generoso”, comenta.

Desde siempre, la parte quirúrgica la hizo en el Sanatorio Junín y también se desempeñó durante trece años en el Hospital Regional, en donde su padre había fundado el servicio de Oftalmología: “Allí yo hice las primeras operaciones con implantes intraoculares, que es lo que se hace ahora y cuando yo arranqué todavía no se hacían en la Argentina”.

Pero Weskamp también viaja todas las semanas a atender a Buenos Aires. Hace unos 30 años fundó el Centro Oftalmológico Santa Fe, una institución muy importante de la Capital Federal. “Ahí compramos el tercer láser que hubo en la Argentina para tratar problemas oftalmológicos”, señala.

Primero estuvo ubicado sobre la avenida Santa Fe y desde hace un tiempo se mudó al barrio porteño de Belgrano. Hoy es uno de los centros más reconocidos en el rubro. Es por ello que cuando comenzó a ejercer la profesión lo hacía principalmente en Junín, mientras que ahora su actividad principal está en Buenos Aires, aunque regresa a atender a sus pacientes todas las semanas.


La oftalmología

Weskamp remarca que esta profesión exige una actualización permanente en lo formativo y en lo aparatológico, lo que requiere de mucha inversión. “El láser que tengo yo fue el primero que hubo en la provincia”, desliza.

La oftalmología sufrió grandes innovaciones en estos más de 50 años en los que Rodolfo se desempeñó: “Cambió mucho. Los medicamentos, la metodología, la tecnología y las técnicas actuales mejoraron la situación y varió el momento de atención, porque hay más prevención y las diferentes patologías se toman a tiempo. Prácticamente han desaparecido las consecuencias de patologías no tratadas”.

Si bien comenzó haciendo “de todo, desde vías lagrimales y cataratas, hasta injerto de córneas o cirugía de párpados”, con el tiempo se fue especializando en operación de cataratas y de la miopía con láser.

“Cuando empecé, estaban mi padre y Rivera, nada más –recuerda–, después vino Frasnedo, más adelante Miquel, y de golpe aparecieron más y más, y hoy somos unos 25”.

Es en ese marco que destaca que en Junín “el nivel de profesionales y de tecnología es muy bueno”.


Balance

Weskamp sostiene que, aun cuando podría estar jubilado, sigue trabajando porque le gusta mucho su profesión: “Disfruto el trato con el paciente, solucionar problemas, dejarlos contentos. También es de mucho estrés, porque implica una gran responsabilidad, porque a veces de lo que hace uno depende si esa persona va a seguir viendo o no. Quizás eso también le da la adrenalina a uno que funciona como un estímulo, porque uno sabe lo que puede mejorar”.

Y al momento de hacer un balance, concluye: “Veo que aproveché todo lo que pude. También di mucho, pero con mucho esfuerzo, porque todo me costó bastante. Y me siento muy contento de los logros que obtuve y de habérselo podido transmitir, de alguna manera, a mi hijo que siguió el mismo camino y me superó”. 

COMENTARIOS