NBA

Golden State Warriors y el mayor espectáculo del mundo

Si los Warriors eran considerados un espectáculo único durante estos últimos dos años, ¿qué decir de lo que prometen esta temporada, con el agregado de Kevin Durant? La realidad, es que la liga nunca ha visto un equipo con el poderío ofensivo de este Golden State y las expectativas son inmensas. Ahora viene lo más difícil: alcanzarlas.
Los de Kerr vienen de una temporada con sabor agridulce. Por un lado, hicieron historia ganando 73 partidos en la fase regular, con un Steph Curry en un nivel extraterrestre. Sin embargo, no pudieron coronar la campaña con un título, perdiendo una ventaja de 3-1 en la final ante Cleveland y cayendo en aquel recordado séptimo juego en casa.
¿Qué hicieron los californianos para dejar atrás ese mal trago? Se subieron a la carrera por Durant y eventualmente, lo consiguieron. En el camino perdieron a Harrison Barnes, de muy malos playoffs y un hombre clave desde lo defensivo, como Andrew Bogut. Igualmente, todo parece poco en comparación al hecho de sumar a otro candidato legítimo para el premio de MVP.
Golden State será virtualmente imposible de defender este año y los rivales tendrán que conformarse con el daño menor: liberar a Draymond Green, tal como hizo Cleveland en las finales y directamente olvidarse de la existencia de los pivotes (Pachulia o Varejao). El problema es que aún cuando las energías se concentren en los tres perimetrales, todos ellos son más que capaces de anotar con la marca encima, por lo que no hay mucho por hacer en ese sentido. Algo es seguro: Curry, Thompson y Durant se retroalimentarán y tendrán más tiros abiertos que en el resto de sus carreras.
De todas formas, el gran desafío para el equipo pasa por no perder la identidad. Hace algunos años vimos cuánto le costó a Miami encontrar una buena dinámica colectiva, cuando armó aquel tridente Wade-James-Bosh.

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