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DURO CASTIGO

Condenaron a 22 años de prisión a Iván Bolado por el asesinato de Juan Alturria

Fue por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, cometido el 1º de enero de 2013 en esta ciudad. La fiscalía había pedido una pena de 27 años, pero igual hubo conformismo de los familiares de la víctima con la decisión tomada por los jueces.

Cuando Iván Bolado escuchó que lo habían condenado empezó a menear su cabeza de un costado a otro, esbozó algún reproche al tribunal en voz baja y se entregó sin resistencia a las manos de seis policías penitenciarios que lo habían estado controlando de cerca. Como si hubiese entendido que ya estaba todo terminado y que cualquier reacción le podía empeorar aún más el horizonte.
Fueron 22 los años que el Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 le aplicó a quien había llegado a la instancia de juicio oral como único imputado de haber matado a Juan Alturria, la mañana del 1º de enero de 2013.
Los jueces Karina Lorena Piegari, Miguel Ángel Vilaseca y Claudia Beatriz Dana hallaron a Bolado, de 32 años, penalmente responsable del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, castigo que pese a ser inferior al que había solicitado el fiscal Carlos Colimedaglia (había pedido 27 años de prisión) cayó bien entre los familiares y amigos de la víctima (ver recuadro).

La sentencia
Por unanimidad, los magistrados decidieron condenar a Iván Ezequiel Bolado,  nacido el 18 de febrero de 1983 en Junín,  de ocupación empleado, hijo de Tomás Fabián   y de Mirta Graciela Mafone y domiciliado en calle Bolivia 166, como autor penalmente responsable de la comisión del delito de homicidio agravado por haber sido cometido mediante el empleo de un arma de fuego, acaecido el 1º de enero de 2013 y del cual resultara víctima Juan Alturria, a la pena de veintidos años de prisión, inhabilitación absoluta por el mismo tiempo de la condena, y costas.

Sin atenuantes
Durante la jornada de alegatos, el defensor de Bolado, Leopoldo Singla, había considerado como circunstancias atenuantes la situación vivida anteriormente al crimen, en la cual fue el propio Alturria quien compareció al domicilio de la novia del imputado, generando una provocación, y disturbios en la propiedad, autoponiéndose en situación de peligro.
Con respecto a ello, el tribunal destacó que si bien ese episodio verdaderamente aconteció, habiendo constituido una verdadera ilicitud, lo cierto es que ello acaeció varias horas anteriores a que este hecho tuviera lugar. “Y esta posterior reacción, de manera alguna no solo no puede estar justificada, ya que estaríamos avalando una justicia por mano propia, sino que tampoco puede ser considerada como una circunstancia atenuante como lo pretende la defensa”, señalaron los magistrados.

Con agravantes
Por otro lado, para los jueces fue  dable merituar como circunstancia agravante el haber efectuado disparos en forma desenfrenada, y en la cantidad de ellos, todos dirigidos hacia un sitio, en el cual había otras personas, y a cualquiera de ellas podrían haber alcanzado los disparos.
Asimismo valoraron en igual sentido los llamados telefónicos que el mismo realizara a la testigo Juárez, ya sea por sí o por interpósita persona, con el fin que declarara de una determinada manera, que no lo perjudicara, y el temor que ello originó en la testigo, tal como la misma lo refirió.
Además, tuvieron en cuenta la circunstancia que el imputado haya permanecido prófugo por espacio de varios meses.
Mucha seguridad
La audiencia, que estaba prevista para las 12, comenzó pasadas las 13.15 y contó con un dispositivo de seguridad de alto relieve si se tiene en cuenta que no estaba permitida la presencia de gente vinculada a ninguna de las dos partes involucradas en el caso y que solo había periodistas y reporteros gráficos. En total, fueron doce los policías que poblaron la sala y que controlaron de cerca a Bolado, quien el miércoles de la semana pasada, en un enfrentamiento con los familiares de Alturria dentro del recinto, había mostrado no ser alguien fácil de contener por los cuatro agentes que había entonces en el lugar.
Otra de las disposiciones tomadas para la ocasión fue colocar al imputado lejos de los restantes actores del juicio (tanto su abogado defensor, como el fiscal, los jueces y hasta los propios periodistas).

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