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RECONOCIDO DIABETÓLOGO DE JUNÍN

Darío Rímoli: “Para mí, la medicina siempre pasó por lo público”

Hizo toda su carrera en el hospital y afirma que el que no trabajó en una institución como esa, “es medio médico”. También desempeñó cargos directivos y fue el responsable del programa Prodiaba. Además, es músico y folclorista.

Hijo de un ferroviario y una costurera, Darío Rímoli es el mayor de dos hermanos.
Pasó su infancia en Villa Talleres y transitó su escolaridad por las escuelas N° 18, Normal y Nacional.
Ya de muy chico supo que iba a ser médico y con esa determinación, cuando terminó el secundario se fue a La Plata a seguir su vocación, cosa que pudo concretar gracias a una beca otorgada por el Círculo Médico local.
Casi seis años más tarde, se recibió de médico con un promedio de 9.

Médico
Con el título bajo el brazo, en 1976, regresó a Junín. Acá trabajó cinco años ad honorem en el hospital, como concurrente, y al mismo tiempo hizo guardias.
También se desempeñó en el Hospital Ferroviario y fue médico en Agustina.
En el año 81 entró como médico de guardia del HIGA. Entre 1984 y 1988, con el advenimiento de la democracia, fue director asociado en la gestión de la doctora Nelly Di Loreto y, luego, en la del doctor Oscar Suárez.
“El hospital estaba muy venido abajo –recuerda– porque los directores durante la época de la dictadura también dirigían una clínica privada muy importante, entonces se encargaban de que el hospital no progresara. Había hasta una sala de terapia intensiva cerrada e inhabilitada”.
Según dice, “fue muy duro remontarlo”, pero se logró una transformación: “Se cambió el paradigma hacia un fortalecimiento de la salud pública, y hubo que reequiparlo de cero. Creo que en ese período se dio la mayor compra de equipamiento para los hospitales”.
Además, en esos años se incorporó la residencia.
Cuando terminó su gestión, volvió a trabajar como médico raso y estuvo hasta 1991 como médico de guardia. Ese año ingresó a planta por concurso, como clínico.
Más adelante se creó un sistema de atención que se llamó de Cuidados Progresivos, “que fue toda una revolución, porque estaba orientado a la necesidad de cada paciente”. Por tal motivo, se estableció el servicio de Admisión, del que fue jefe, elegido también por concurso.
“Si bien ese servicio fue dado de baja por el ministerio –agrega–, en la actualidad sigue funcionando, sin que se llame así, con la gente que yo capacité y el manual que yo escribí”.
Además, fue director de Salud de Leandro N. Alem durante un año. “Fue un desafío porque me tocó la época de la gripe A y del dengue”, recuerda.
Se dedicó, asimismo, a la docencia y a la investigación dentro del hospital. Y en todo ese tiempo también tuvo su consultorio, que cerró hace cinco años.

Diabetólogo
“Uno admira a los maestros y como tenía como profesores a excelentes médicos clínicos que sabían mucho de diabetes, me fascinó esa veta”, señala Rímoli al explicar por qué optó por esa rama.
Ya desde la facultad se sentía atraído por el tema y –una vez recibido– en el año 1979 empezó a viajar a Buenos Aires para hacer la especialidad de diabetología, en el Hospital de Clínicas. Además, hizo rotación en Casa Cuna, donde vio diabetes infantil, y el Hospital Udaondo, en el que profundizó sus conocimientos en el área de Nutrición.
Rímoli fue el primer diabetólogo de Junín. Al tiempo se sumó el doctor Cintora y, poco a poco, fueron incorporándose más especialistas a nuestro medio. “En ese entonces –comenta– nadie sabía la dimensión que iba a tener la enfermedad: hoy, el 8% de la población es diabética, y la mitad de ellos, no lo sabe”.
Cuando la Provincia implementó el programa de prevención de diabetes Prodiaba, Rímoli fue el responsable del mismo en la Región Sanitaria III, cargo que mantuvo hasta que se jubiló.

Músico
Rímoli también es un destacado guitarrista. Empezó a estudiar a sus 10 años, con el profesor Andrés Pinto, y después siguió con el maestro Osvaldo Moris, con quien terminó el profesorado de guitarra.
Eso le sirvió para ayudar a solventarse sus estudios, dado que en aquellos años tenía alumnos particulares en La Plata.
Desde entonces está vinculado a la música y al folclore, aunque también toca clásico y español.
Muchas veces acompañó como guitarrista a su padre, conocido poeta y recitador criollo, y también tocó en numerosos festivales y presentaciones.
“Para mí, la música folclórica es un contacto con la tierra”, resume.

Balance

Rímoli advierte que, en su caso, “la medicina siempre pasó por lo público”, y amplía: “Yo siempre digo que el médico que no pasó por un hospital, es medio médico, porque hay cosas que nunca las va a ver”.
Esta opción por la salud pública tiene que ver “con la manera en que uno se plantea la vida”. En ese marco, su intención “era la de servir” y su opción “era por los que más necesitaban”. Por eso considera que su paso por la medicina privada “fue por una cuestión de mera supervivencia”.
Y al momento de hacer un balance, se manifiesta conforme: “Creo que he sido útil a la sociedad y a la comunidad en donde me he criado, y no me llevo a la tumba lo que sé porque, además, he dejado discípulos”.

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