¿Los videojuegos son buenos para nuestros hijos?

¿Los juegos de vídeo benefician a los niños? Si estás en duda, te invito a leer el siguiente artículo.

Sus efectos... ¿Positivos o negativos?
¡Los videojuegos no son tan malos como creíamos! Probablemente en nuestra cabeza los juegos de vídeo pueden perjudicar e incentivar a nuestros hijos a conductas negativas, o quizás le puede afectar su postura.
Sin embargo, un estudio realizado en la Universidad de Tecnología de Queensland descubrió que no solo beneficia a los niños, sino que también nos beneficia a nosotros, los padres.
Jugar con videojuegos implica una acción activa, a diferencia de mirar televisión que es una acción pasiva. Esta acción activa puede ayudarlos a potenciar sus habilidades de comunicación con las otras personas, y puede crear en los niños el concepto de autonomía.
 Si les ensañamos a utilizar de manera correcta los videojuegos podrán aprender y tendrán beneficios directos en su salud mental y física.
A su vez, según el Dr. Daniel Johnson, jugar en grupo mejora su bienestar social y genera una conexión mucho más íntima con las personas.
La Universidad de Oxford también realizó una investigación respecto a los videojuegos, llegando a la conclusión de que aquellos niños que juegan una hora por día son más sociales y más felices que los que no juegan. El estudio fue realizado a aproximadamente 5 mil niños, y aquellos que jugaban a videojuegos se les hacia más fácil socializar que aquellos niños que no lo hacen.

Todo tiene sus límites
En la investigación realizada por la Universidad de Oxford también se pudo observar que aquellos que jugaban hasta tres horas al día no tenían efectos negativos pero tampoco positivos.
Sin embargo, aquellos niños que jugaban más de tres horas por día comenzaban a tener efectos negativos. J
ugar muchas horas al día puede influir negativamente en el comportamiento y adaptación social y en la felicidad de nuestros hijos.
Los vídeojuegos son muy importante para los niños, y es una buena manera de ayudarlos a crecer y fomentar la comunicación con sus pares. Sin embargo, se debería cuidar la cantidad de horas, y asegurar que no sea un exceso, para que la beneficiosa actividad de jugar no se convierta en algo muy negativo y adictivo para ellos.