A diez días de las PASO, cada uno atiende su juego

Una campaña de baja intensidad, dominada por la contienda mediática y los spots publicitarios antes que por los grandes actos políticos, entra hoy en la cuenta regresiva hacia las elecciones primarias del 9 de agosto.

A sólo 10 días de las PASO, los precandidatos presidenciales se apegan a las estrategias diseñadas por sus asesores, sin jugar todavía sus cartas principales.
Entonces, las actividades proselitistas se asemejan a una entrada en calor previa al comienzo de un partido en el que hay que dosificar energías porque puede ir hasta el alargue, si es que la elección de octubre se termina definiendo en un ballotage en el aún lejano mes de noviembre. Por eso, la campaña registra ahora sólo algunos intentos incipientes para modificar el escenario general.

LOS DESAFIOS
En ese juego entran Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa. El gobernador bonaerense ya superó la etapa en la que necesitó asimilarse al kirchnerismo más duro, porque todavía no tenía la bendición de Cristina Kirchner para convertirse en su “sucesor natural”. La designación de Carlos Zannini como su compañero de fórmula lo eximió de cualquier examen de ADN.
Pero ahora Scioli tiene por delante el desafío para el que, a priori, es el dirigente mejor preparado en el Frente para la Victoria: salir a la caza del votante independiente, aquel que terminaría inclinando la balanza en la carrera presidencial. Con ese objetivo, pivotea entre la reafirmación del modelo K y lo que él podría aportarle a una nueva etapa de desarrollo.
Ubicado primero en las encuestas, Scioli navega en aguas calmas. Tanto es así, que hasta el momento la única fuente de discordia en su campaña provino del propio espacio oficialista: el ríspido enfrentamiento que se registra entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez en territorio bonaerense. Si hasta la Presidenta lo aplaudió de pie después de tantas agrias reprimendas.

GIRO DISCURSIVO
Una situación distinta afronta Macri, que tuvo una buena primera mitad de año –en la que creció en todos los sondeos de intención de voto- pero que a raíz de una sucesión de resultados electorales no esperados por el PRO debió ensayar un giro discursivo notorio, con el que pasó a apoyar algunas de las políticas centrales del kirchnerismo en los últimos años.
A tal punto, que dentro del frente Cambiemos, Macri parece ahora mucho menos opositor que Ernesto Sanz (UCR) y Elisa Carrió (Coalición Cívica), quienes encarnan opciones más distantes de la Casa Rosada.
El candidato radical podría verse favorecido por la estructura del partido en todo el país y especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde el PRO y la CC son débiles.
De hecho, el principal distrito del país es el que genera más dudas sobre la candidatura de Macri, sobre todo en el Conurbano, donde Scioli y el peronismo en su conjunto se benefician con el llamado “voto emotivo”. A raíz de eso, el alcalde porteño se embarcó en una campaña de cercanía: por eso se lo ve en los spots televisivos tocando y abrazando a las personas.
Como sucedió con Fernando de la Rúa en 1999, con aquel famoso “dicen que soy aburrido”, los asesores de Macri –con el ecuatoriano Jaime Durán Barba a la cabeza- le aconsejaron un ataque directo a lo que es percibido como su principal defecto: su frialdad en el trato con la gente. Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal auxilian al jefe del PRO en esa cuesta empinada.

CARTUCHOS POR ADELANTADO
No es ese, precisamente, el déficit de Massa. El candidato del Frente Renovador –que en diez días competirá con José Manuel de la Sota en el frente UNA- desborda de carisma en sus recorridas de campaña, que centra en el Conurbano bonaerense. Pero como está tercero en las encuestas, el tigrense se ve obligado a gastar algunos cartuchos antes de lo recomendable.
A esta altura de las circunstancias, los constructores de estrategias de la campaña massista apuntan a generarle una duda al electorado, basada en una pregunta elemental: ¿Quién sería el mejor oponente de Scioli para aquellos ciudadanos que no desean la continuidad del oficialismo en el poder?
Por eso, en las PASO se jugará Massa gran parte de su suerte electoral y de su futuro político.
Si lograra quedar cerca de Macri, aún tendrá chances de cara a las elecciones generales de octubre. Pero si se agudiza la polarización entre el FpV y Cambiemos, Massa quedará relegado a un rol testimonial.

MARGARITA Y EL RESTO
El mismo destino parece escrito para Margarita Stolbizer (Progresistas), que tiene su fuerte en la Provincia pero aparece en un lejano cuarto puesto en las encuestas.
Más atrás aparecen otros candidatos de la izquierda del arco político, como Jorge Altamira (Partido Obrero) y Nicolás del Caño (FIT), quienes buscan adquirir visibilidad a partir de conflictos laborales como el de la emblemática línea 60 de colectivos o el de la empresa avícola Cresta Roja. No obstante, el escenario económico general dista de asemejarse al de una crisis.
En ese terreno, los ruidos más evidentes provienen del mercado cambiario –con la tendencia alcista del dólar paralelo- y con la devaluación del real en Brasil, algo que incrementa la presión sobre las autoridades económicas para que la Argentina imite el derrotero del país vecino y equilibre la competitividad. Pero eso no parece estar en los planes del Gobierno.
Por el contrario, la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda descartan de plano una solución de fondo y se limitan a mantener el “statu quo” a la espera de que el proceso electoral decante a favor del oficialismo. Así las cosas, en diez días los votantes le darán forma a la única encuesta que no podrá ser puesta en duda, luego de las últimas y evidentes pifiadas.

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