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BENEFICIOS PARA LA SALUD

La dieta mediterránea, clave para aumentar el “colesterol bueno”

Así lo sostiene un estudio reciente realizado a más de 1.200 personas.

Declarada en 2010 por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la dieta Mediterránea, que tiene origen en España, Grecia e Italia, ha sido protagonista de innumerables estudios y todos llegaron a la misma conclusión: quienes basan en ella sus hábitos alimenticios tienen menos problemas de salud. Ahora, para reforzar aún más esta idea, un nuevo estudio vino a demostrar que el seguimiento habitual de esta dieta está asociado a un mejor perfil lipídico del plasma, ya que proporciona una mayor concentración de colesterol HDL, conocido también como “colesterol bueno”.
A este se suma otro trabajo conocido en estos días y realizado por científicos del Hospital Clínic, de Barcelona, y el Instituto de Salud Carlos III de Madrid que destaca los beneficios de esta dieta para prevenir demencias vinculadas con la edad,
En el primero de los estudios, realizado por un grupo de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, los investigadores identificaron los principales patrones alimentarios de la población actual para posteriormente analizar su asociación con el perfil plasmático (colesterol total, el HDL, el LDL y los triglicéridos). El objetivo era mostrar la relación entre la alimentación y la aparición posterior de placas adiposas en las arterias en su etapa subclínica, es decir, antes de que se manifestaran los signos de daño vascular.
Así, realizaron un análisis transversal de los datos obtenidos de 1.290 participantes, sobre los cuales se analizó la información dietética obtenida a través de un cuestionario de frecuencia alimentaria que cuantificaba el consumo habitual de 136 productos durante doce meses.
A través de este análisis, se identificaron dos perfiles de dieta muy diferenciados. Por un lado, el grupo que fundamentalmente seguía un patrón de dieta mediterránea, basada en el consumo habitual de verduras, frutas, pescado, carnes blancas, frutos secos y aceite de oliva; y, por el otro, el grupo con un perfil más asociado al patrón de dieta occidental, rica en carnes rojas, comida rápida, productos lácteos y derivados de cereales refinados.
Con esta información, los investigadores evaluaron, a través de muestras de sangre, la asociación entre dieta y diversos marcadores intermedios de riesgo cardiovascular. Los datos revelaron que los participantes que siguieron una dieta más asociada a la mediterránea presentaban cifras de colesterol HDL mayores que los participantes con mayor adhesión al patrón de dieta occidental (54,8 mg/dl frente a 49,9 mg/dl).
Así, entre los individuos que siguen más de cerca uno u otro patrón dietético hay una diferencia de 5mg/dl, aproximadamente un 10% de diferencia en los niveles de colesterol HDL.
Como se sabe, los nutricionistas no se censan en recomendar y exaltar los beneficios de esta dieta. Según sostienen, al incorporarla a nuestras vidas el cuerpo tiene todos los nutrientes que necesita. “Las verduras y las frutas aportan vitaminas; los pescados brindan omega 3, que evita los problemas cardiovasculares y la hipertensión; el aceite de oliva extra virgen contiene antioxidantes y los lácteos, calcio”, sintetiza la nutricionista Clara Aragón, quien recuerda que esta dieta suele incluir además una copa de vino diaria. 

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