José María Sciutto: Un artista que triunfa en Italia y el mundo

José María Sciutto estuvo vinculado a la música desde muy chico y en su casa se respiraba una atmósfera artística: su padre, ferroviario, “era muy histriónico, recitaba, bailaba”, según recuerda. Y además, tenía un tío guitarrero que tocaba tango.
En ese contexto, Sciutto fue a estudiar piano con la profesora Otilia Costi de Suárez y se sumó como tenor al Coro Polifónico Junín, cuando era dirigido por el maestro Rodolfo Alleva.
Al tiempo, participó de algunas agrupaciones locales, como Los Jangaderos, en la que estaba Ricardo Petraglia, Las Voces del Norte, donde cantaba Néstor Loccisano, y también tocó el piano en un grupo de tango.

La música como modo de vida
“Yo siempre hice música y para mí la música era un modus vivendi, pero era difícil en aquel momento que pudiera ser una carrera”, recuerda Sciutto. Por eso, cuando terminó el secundario se fue a estudiar Abogacía a La Plata.
Una vez allá, “descubrió” la Facultad de Bellas Artes y después de un año, decidió cambiar de carrera y hacer la Licenciatura en Dirección Orquestal.
“En La Plata –recuerda Sciutto– estuve en un conjunto que hizo época, no solo en esa ciudad sino en la Argentina, que fue Juglerías. En aquel momento grabamos un disco para la CBS y tuvo una repercusión muy grande. Y creamos algo interesante no solamente desde el punto de vista artístico, sino también pedagógico, porque los seis integrantes del conjunto creamos un taller musical con un criterio pedagógico nuevo, más relacionado con el taller. Esa experiencia se mantuvo varios años”.
Al mismo tiempo dirigía coros y trabajaba para la Provincia: “Yo creé y dirigí un coro en Leandro N. Alem, del que tengo un recuerdo hermosísimo, y durante un tiempo dirigí el Coro Polifónico de Junín”.
Después de recibido trabajó muchos años en La Plata, dirigió numerosos coros y orquestas, y una vez terminada la dictadura, decidió que era tiempo de “tomar un poco de aire”, ya que había quedado “muy conmovido” después de aquellos años. Y partió para Italia.

En el exterior
En Italia empezó dando clases, primero en Torino y luego en Roma. Más adelante se presentó a un concurso para la Universidad para la Paz, una institución de las Naciones Unidas que tiene su sede en Costa Rica. “Estuve dos años en ese país, donde tuve una experiencia musical muy importante porque ahí dirigí la Orquesta Sinfónica Nacional, el Conservatorio de Música, la Orquesta Sinfónica Juvenil con la que vine a hacer una turné en Argentina, estuve en Junín e hicimos un concierto en la Iglesia San Ignacio”, explica.
Después fue beneficiado con una “Fullbright” de La Florida State University, por lo que trabajó un año en el Center for Music of the Americas, de esa universidad.
Una vez finalizada esa experiencia, regresó a Italia, donde se instaló.
Allí realizó innumerables trabajos, forjando una trayectoria notable. Fue profesor en el Conservatorio Luisa D’Annunzio de Pescara; director del Coro Lírico y colaborador en la Dirección Artística del Teatro Ventidio Basso en Ascoli Piceno; director del Coro de Niños y del Laboratorio Coral de la Academia de Santa Cecilia de Roma (una de las instituciones más importantes de Italia).
Actualmente es director de la Escuela de Canto Coral y del Coro delle Voci Bianche (Coro de Niños) del Teatro de la Ópera de Roma, y director artístico del programa “Música para la Paz” de la ONU.
Además, dirige coros y orquestas en todo el mundo y, por supuesto, también en nuestro país: “Acá me han invitado a dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional a la Argentina, la de Mendoza, la de Tucumán, la del Teatro Argentino de La Plata, la de Mar del Plata, la de Santa Fe, y otras”.

Niños y jóvenes
En su extensa carrera, Sciutto puso un especial énfasis en los niños y jóvenes.
“Ya con el grupo Juglerías de La Plata teníamos una propuesta pedagógica novedosa”, recuerda.
Actualmente, trabaja en el Teatro de la Ópera de Roma, con la escuela de canto coral en donde tienen más de 200 chicos.

Vínculo con Junín
A pesar de los años de ausencia, Sciutto sostiene que su vínculo con Junín se mantiene intacto. “Está como si me hubiera ido ayer”, dice.
Aquí creó la Asociación Música para la Paz, “como para dejar algo de lo que la ciudad me ha dado”.
Asimismo, uno de sus lazos más fuertes está dado por su pasión por Sarmiento.
Por eso está tratando de que su trabajo le permita estar más tiempo en nuestro país. “Estoy pensando en achicar un poco la cantidad de actividades en Italia, y agrandarlas acá, la idea es volver un poco más”, comenta.
Finalmente, a la hora de hacer un balance de su trayectoria musical, señala: “Para un músico, la música es un modo de vida, no puede imaginarse otra cosa que no sea la música. Y esto nos da una posibilidad muy linda, que es la de comunicarnos con un lenguaje que no es el hablado: cuando uno dirige una orquesta ni siquiera conoce a sus integrantes, más allá de algunos ensayos; es estar construyendo continuamente cosas nueva, pero también es dar un examen cada vez. Cuando uno dirige da un examen ante la orquesta o el coro, y ante el público y la crítica. La adrenalina siempre está al mango”.