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OPINIÓN

El camino es con pluralidad, convicciones y tolerancia

En el año 2007, y luego de décadas de intentos por construir una alternativa progresista en Argentina, los socialistas vimos que en el marco de la propuesta de desarrollo político, social, económico, cultural del kirchnerismo, la sociedad por fin estaba conquistando derechos e inclusión y el país entraba en una etapa de crecimiento histórico.
Convocados por Néstor Kirchner y Cristina Fernández a un espacio transversal, como es el Frente para la Victoria, aportamos nuestra visión de lo que implica la profundización de los cambios que se llevan adelante. También criticamos y disentimos, debatimos, problematizamos por convicción. Vamos levantando el listón de las demandas sociales, que se complejizan cada vez como en toda sociedad que ha crecido tanto.
En este marco, el socialismo de Junín se ha esforzado enormemente en los últimos años en construir un espacio plural, progresista y propositivo. No de mera oposición sino con visión de futura gestión local. Humildemente, creemos que un gran aporte que hicimos desde el punto de vista institucional fue el de no tomar el Concejo Deliberante como una escribanía o un espacio meramente administrativo. Le imprimimos una dinámica propia que hizo que cada uno de los miembros del cuerpo duplicara sus esfuerzos en defender sus ideas. Eso, es de enorme importancia para la democracia local. Y mantenemos críticas, denuncias y propuestas enfáticas porque 12 años de gestión del intendente Meoni no dieron respuesta a las problemáticas estructurales que aquejan a Junín, no nos permiten soñar a mediano plazo con una ciudad grande, inclusiva, moderna.
Creemos firmemente que los cambios políticos que la ciudadanía reclama, las soluciones que mejorarían la calidad de vida de los juninenses, no vendrán de la mano de propuestas vacías, de globos amarillos, del marketing o el maquillaje. Hay que discutir qué tipo de ciudad queremos y cómo pretendemos alcanzarla. Tampoco vendrá de la mano de viejas recetas, de estructuras arcaicas, de personalismos. Tampoco podremos importar experiencias ajenas. Debemos tomar lo bueno, cambiar lo injusto, renovar las prácticas políticas pensando en el Junín del Bicentenario. ¿Qué ciudad queremos dejarles a nuestros hijos y nietos? Hay que construirlo, hay que tener un programa de reformas y eso convoca a todos los espacios políticos progresistas, con visión de futuro. Esto implica masa crítica, pluralidad, convicciones, tolerancia. Implica debatir con la ciudadanía. Darle a cada juninense una opción de cambio seria. Con convicciones, con soluciones. Con claridad, con profundidad.
Creemos que ese contexto podemos construirlo quienes nos hagamos cargo de la consigna de la Presidenta: trabajar unidos y organizados. No es una consigna vacía, es un llamado a tomar dimensión de los tiempos políticos, de que las demandas sociales requieren dirigentes, militantes, vecinos trabajando codo a codo para cuidar los avances pero poder ir por más, ir por los cambios profundos que nos hagan una sociedad más igualitaria. Ese es el Junín del Bicentenario, inclusivo, solidario, grande, productivo, atractivo, cómo lo soñaron nuestros abuelos.
Vamos por eso, en el marco de un frente más amplio, que incluye diversos sectores, algunos complejos pero queremos, con humildad y trabajo, contribuir a que los actores comprometidos con la renovación sean protagonistas, aquellos que no repiten viejas recetas sino que entienden que los grandes cambios vienen de la mano del esfuerzo, el cara a cara, las nuevas ideas. Por suerte, somos muchos y podemos unirnos en la diversidad para ser una propuesta contundente que contagie a nuestros vecinos las ganas de hacer los cambios juntos.

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