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JUNÍN DEL BICENTENARIO

A la altura de los desafíos

El Bicentenario nos llama al interrogante, o a pensar en una etapa que no termina de morir y en la etapa que está por nacer, nos hace pensar en una sociedad nueva, nos invita a reflexionar –entre todos- qué sociedad podemos construir de aquí en adelante.
Los argentinos hemos aprendido en estas últimas décadas a debatir temas que jamás se hubieran pensado en otros tiempos: la reforma de la Constitución, con el artículo 75 inciso 17 que pide “reconocer la Preexistencia étnica y cultural de los Pueblos Indígenas argentinos”; la renovación de la Corte Suprema de Justicia, la Ley de Matrimonio Igualitario, la nueva Ley de Educación Técnica, la ley de recuperación de Y.P.F., la Ley de Movilidad Jubilatoria, la Ley de Medios, la Reforma del Código Civil, la Garantía de la Plena vigencia de los derechos humanos y la nacionalización de los ferrocarriles argentinos, entre otras.
Hemos aprendido que el debate de estos temas y otros no nos fragmentan como sociedad, todo lo contrario, nos permite resolver contradicciones en una sociedad compleja con es la nuestra.
Aún teniendo en cuenta todas las experiencias de crisis sociales vividas, nadie puede cuestionar la necesidad de tener para la próxima etapa un Estado fuerte y presente; un Estado eficiente que garantice fundamentalmente los derechos de los que menos tienen, de los que aún no poseen un empleo formal; un Estado que dé nacimiento a una ley de reparación histórica a sus Pueblos Originarios, que erradique definitivamente la pobreza; teniendo en cuenta que el Estado somos todos y no solo el Gobierno que administra el mismo.
Sabemos también que muchas de las cosas que nos han pasado han sido producto de la crisis de valores, la falta de moral, por lo tanto lo que pretendemos construir dependerá de c/u de los Argentinos, de saber estar a la altura de los desafíos por venir.
No podemos comulgar ya con aquellos que plantean estos debates como una etapa de fragmentación de la sociedad, por que ya somos una sociedad compleja con muchas contradicciones, pero que debemos resolverlas con decisión, sabiduría, debate, pluralidad de pensamiento etc.
A su vez estos últimos años nos han hecho reflexionar que País queremos construir de aquí en más, que proyecto, que estrategias vamos a consensuar para llegar a un destino de grandeza.
Quienes venimos de sectores humildes, “nunca nos dejamos arrancar el alma que traemos de la calle”, de lo vivido, de lo sufrido, de lo que nos han despojado. Sabemos qué postura tenían San Martin, Belgrano, Castelli, Moreno; y cuál era el pensamiento e intereses que tenían Roca, Mitre, Adolfo Alsina o Domingo F. Sarmiento entre otros.
Pero sin entra en debates que merecen ser tratados con más profundidad, pretendo reflexionar como descendiente de un Pueblo Originario, y como militante político-social que cree y apuesta a que este bicentenario sea mirado con la sabiduría de los pueblos originarios, y con el aporte de los hijos y nietos de aquellos inmigrantes que huían de sus penas en el viejo mundo y vinieron hacia nosotros con la esperanza de una nueva vida y disparando de guerras cruentas que sus propios gobernantes no supieron resolver a pesar de tener más de 500 años de “Evolución” que nuestro País.
Estamos ante un momento de oportunidades e inmersos en un proceso histórico para promover auténticos acuerdos en políticas públicas, inclusión social, desarrollo y revalorizar conductas éticas y morales.

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