El fin de semana pasado, cuando le hicieron el festejo por su cumpleaños número 100, José “Pepe” Gutiérrez tomó la guitarra y deleitó a los invitados con algunas piezas, del mismo modo que lo hizo durante décadas en peñas y escenarios juninenses.
La concurrencia –que sólo con familiares y vecinos saturó las instalaciones de La Casa de Los Gringos– se emocionó al ver que sus manos todavía pueden extraer las mejores notas de la guitarra, en una celebración que también fue propicia para repasar los momentos compartidos con este verdadero ícono de la música juninense. Tal vez, “el último guitarrero de la guardia vieja”, como lo define su hijo.
De Chacabuco
Pepe nació en Chacabuco, el 17 de abril de 1915. Es el menor de cinco hermanos, y cursó hasta cuarto grado en la Escuela N° 14 de esa localidad. Luego debió salir a trabajar.
Antes de eso, a los ocho años, fue a aprender a tocar la guitarra: “Mi maestro me decía que, cuando volvía de las clases, en el camino hasta mi casa, yo fuera repitiendo las notas. Y yo lo hacía. Entonces los vecinos decían que yo andaba hablando solo mientras caminaba por la calle”, recuerda entre risas.
Sólo pudo estudiar durante tres meses en los que incorporó “cosas muy sencillas”. Pero después fue aprendiendo “algo más con algunos amigos guitarreros” de su padre.
Con sólo 14 ya había formado un dúo en Chacabuco “con un tal Andrada”.
En cuanto al trabajo, se de-sempeñó en una fábrica de alpargatas y luego como pintor.
Cuando cumplió 18 años, sus padres y algunos de sus hermanos se habían mudado a Junín, por lo que él decidió seguir el mismo camino.
En Junín
Pepe llegó a nuestra ciudad hace 82 años y se instaló en el corazón del barrio Las Morochas, donde aún reside.
Acá trabajó muy poco tiempo como pintor y luego, durante muchos años, lo hizo en la gomería de De Ciervo, ubicada en la esquina de Rivadavia y Guido Spano.
“Más adelante me independicé y puse mi propia gomería, en Cabrera y Pellegrini”, cuenta.
Estuvo en ese rubro hasta que su hermano Juan lo convenció para asociarlo en una embotelladora de detergente. Al mismo tiempo, empezó como kerosenero.
Ese trabajo de reparto de kerosene lo siguió hasta su jubilación, y luego sus tres hijos siguieron el mismo camino, ya que él le dejó un camión a cada uno con el que pudieron continuar con el negocio hasta que llegó el gas natural a la ciudad.
Pepe recuerda que como kerosenero “tenía muchísimos clientes y, además, repartía garrafas en un Valiant”. Y agrega: “No hice fortuna, pero vivimos bien”.
Guitarrero
Cuando llegó a nuestra ciudad, Pepe trabó amistad con el linaje Bruno, del barrio Las Morochas.
En esta familia había varios músicos y uno de ellos, Roberto, tocaba la guitarra. “Con él toqué mucho tiempo –explica– y después, con el hermano de Atahualpa Yupanqui, hicimos un trío: Bruno Chavero Gutiérrez”.
Pepe recuerda que más adelante “se formó la peña El Lanudo Caranegra, donde estaban Pepe Muscariello, Mussi, don Jesús Sola, una persona muy querida, y tantos otros”.
Ahí Gutiérrez permaneció mucho tiempo. También estuvo muchísimos años en la peña El Rincón de Cacho, de Cacho Demaría, de la que participó hasta sus 95 años, y en el último tiempo las reuniones abrían con una pieza tocada por Pepe.
Además, fue miembro de la peña Don Félix, y de la de Esteban Massino.
Como guitarrista de folclore y tango, Gutiérrez tocó con todos los músicos de Junín, aunque, por sobre todas las cosas, era solista.
Aunque manejaba varios tipos de música, se destacaba en el “Estilo”, un género popularizado por músicos de la talla de Atahualpa Yupanqui o Abel Fleury.
100 años
Gutiérrez pasó su vida en Las Morochas, un barrio tradicional con una fuerte impronta musical y artística. Allí caminó las mismas baldosas que Francisco ‘Mataco’ Saborido, Luis B. Negretti le escribió unos versos y hasta conoció a Atahualpa Yupanqui.
Hoy, Pepe es “el último guitarrero de la guardia vieja”, aquellos de la época floreciente del tango, los que tocaban “al estilo de Gardel”, es decir: “La vieja guardia”.
“En el ambiente de música, y principalmente en guitarra, conocía a muchos grandes de Junín”, evoca hoy.
Hoy en día, todavía toca “de vez en cuando” la guitarra, principalmente en las reuniones familiares.
El fin de semana revivió esos momentos junto a sus allegados en la celebración de su centenario. “Nos hizo emocionar a todos”, dicen su hijo y su nieto.
El lugar donde se realizó el festejo se llenó y prácticamente todos sus familiares, de una u otra manera, se dedican al arte. Esa noche, todos subieron al escenario para hacer lo suyo y homenajearlo.
Y para Pepe, esa noche fue muy especial: “Yo soy de un espíritu fuerte. Si no fuera así, me hubiera emocionado en la fiesta que se hizo y no hubiese podido llegar al final. Fue algo grandioso”.
EL ÚLTIMO GUITARRERO DE LA GUARDIA VIEJA
“Pepe” Gutiérrez: Un repaso por una vida centenaria
Músico histórico del barrio Las Morochas, cumplió 100 años el fin de semana pasado y lo festejó rodeado de afectos y tocando su instrumento. Por su trabajo de kerosenero, se convirtió en alguien muy conocido y respetado en Junín.
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