ENFOQUE

Otra vez el descontrol

Otra tarde de furia y van...Los incidentes en Laferrere no son ni más ni menos que la continuidad de un espiral de violencia que parece no tener fin. La irracionalidad de los barras sumada a la agresividad de algunos espectadores  aportaron, a poco de iniciada la temporada, episodios cargados de locura y agresividad.
Ya en las primeras fechas del torneo oficial hinchas de Godoy Cruz recibieron a los tiros al colectivo que transportaba a los jugadores de San Martín de San Juan en Mendoza mientras que el director técnico de Tigre Gustavo Alfaro quedó herido después de ser agredido con un proyectil arrojado desde el sector de plateas del estadio de Rosario Central. En cada oportunidad alertamos sobre la pasividad existente y la ausencia de medidas correctivas en serio para salir al cruce de tanta violencia. Esto que ocurrió hace dos días en el marco de un encuentro de Primera C en el que delincuentes disfrazados de hinchas de Laferrere la emprendieron contra la policía dejando un saldo de heridos, destrozos de todo tipo y varios autos incendiados no es el primer episodio de esa naturaleza que sacude al fútbol de ascenso.
En la actualidad es raro que un partido de cualquier divisional no aporte heridos o detenidos al largo listado de episodios violentos. Ante la ausencia de público visitante se han generalizado los enfrentamientos entre barras de un mismo club que se desenvuelven en una escenografía cargada de amenazas, tiroteos y emboscadas con un saldo aterrador. Las internas que abarcan a todas las instituciones –sin distinción de categoría--, han superado incluso en gravedad a las que protagonizaban antes partidarios de dos clubes diferentes.  Los enfrentamientos para disputarse el poder y los negocios que otorga el manejo de “la barra” se han generalizado sin que hayan surgido medidas para neutralizarlas.
¿Hasta cuándo? Lo ocurrido en Laferrere no terminó en una tragedia de casualidad aunque el saldo es aterrador.
Ya se acabó el tiempo de las palabras y  tanto las autoridades gubernamentales como la AFA y los propios clubes deben abocarse a la búsqueda de una salida definitiva a tanto desequilibrio.

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