BÁSQUET

Marcelo Richotti: El bahiense que quiere cambiarle la cara a Argentino

Asumió en Las Morochas y con menos de una semana de trabajo obtuvo una goleada histórica ante Boca Juniors. Tiene por delante el desafío de mantener la categoría en un año donde volvieron los descensos.

Nací en Bahía Blanca. El barrio era todo. Vivía a media cuadra del club donde me crié, Pacífico.  Tuve una infancia hermosa. Estaba más tiempo en el club que en mi casa.

Como todo chico de aquella época me la pasaba en el club con mis amigos, no había la tecnología de hoy en día, todo era una pelota y correr con ella.

Crecí jugando al básquetbol. Salíamos de la escuela y a la una y media de la tarde estábamos todos en el club. A veces me iba a buscar mi vieja porque era tarde y todavía estaba jugando, pero no por seguridad porque, literalmente, vivía a media cuadra del club.

Actualmente sigo en relación con mis amigos. El vínculo siempre está. Cuando voy a Bahía me reúno con ellos como si nos viéramos todos los días. Con algunos tengo más contacto que con otros via telefónica o redes sociales. Pero en líneas generales la relación siempre está.

Practicaba con mi categoría y después me quedaba a entrenar con cuantas otras me lo permitieran.

A los cinco años comencé a jugar el Pacífico hasta los veintiocho. Jugué la etapa de transición de la Liga hasta 1989 que por cuestiones económicas el club tuvo que dejar de participar en el campeonato.

Tuve la suerte de jugar Liga Nacional con el club de mi barrio. Luego la etapa profesional me derivó por distintos lugares.
Me fui un año y medio a Neuquén. Volví un año a Estudiantes de Bahía Blanca. Luego pasé cuatro años a Peñarol de Mar del Plata donde fuimos campeones de la 93/94. Posteriormente recalé en Comodoro Rivadavia donde jugué 4 años en Gimnasia y después ahí mismo comencé mi carrera como entrenador.

Dirigí el primer año en Comodoro, me fui cuatro años a México alternando con algún equipo de Liga que cuando volvía me dio la posibilidad de dirigir. Estuve mucho tiempo como entrenador en Santiago del Estero con Quimsa, tres años donde logré el ascenso del TNA a la Liga.

Me radiqué en el sur. Después de Comodoro me radiqué en Puerto Madryn. La razón es simple. Mis padres en Bahía Blanca fallecieron. Tengo mi hermano  mayor y mis sobrinos ahí, el otro vive en México. En Madryn tengo mi hija mayor con mis dos nietos, uno de cinco años  y uno de dos; y mi hija menor en Trelew, a 60 kilómetros de Madryn, con mi nietita menor de once meses. Por eso decidimos con la familia quedarnos en Madryn, disfrutar de los nietos. Mis dos hijos varones están en España. Uno jugando ACB y otro jugando primera autonómica.

Decidí ser entrenador para continuar ligado a lo que hice toda mi vida. Desde los 5 años estoy metido en una cancha de básquet y nunca me imaginé mi vida fuera de una cancha de básquet.

Cuando era jugador nunca pensaba en ser entrenador. Pero cuando dejé de jugar era buscar otra actividad que nunca me interesó  o capacitarme y ser entrenador de básquetbol. Gimnasia me dio la posibilidad una vez terminada mi carrera como jugador y así arranqué.

Después vino México y así sucesivamente los otros equipos. Me parece que es una buena razón para seguir alimentando esa adrenalina que te produce estar dentro de una cancha de básquet.

La Liga este año está mucho mejor que los años anteriores. Aparecieron equipos que apostaron a jerarquizar la competencia, han vuelto jugadores que estaban afuera, más allá que uno puede o no estar de acuerdo con el formato de disputa. A medida que vaya avanzando el torneo y que los equipos vayan encontrando su punto máximo va a estar mucho mejor.
Llego inesperadamente a Argentino. No estaba buscando una alternativa de volver a la Liga. Estaba muy tranquilo y trabajando con formativas en Madryn; preparando el campus mío para el verano, había trabajado con la selección U 17, trabajando para CABB en los proyectos de desarrollo y plan altura. Sonó el teléfono de la gente de Argentino, arreglamos las condiciones y acá estoy.

El campus lo hago en Madryn, este iba a ser el tercero pero está suspendido porque me vine acá. Tal vez lo haga en invierno. Siempre aprovecho que Madryn es una ciudad de verano, que tiene playa, va mucha gente de afuera. La movida del verano es importante.
Y con la selección veremos. La CABB está en un proceso como el del país, en diciembre hay elecciones. Hay que ver si sigue Susbielles o habrá una lista paralela.

Argentino sale adelante trabajando. En esto no hay mucho secreto. Cambiar un poco el chip en cuanto a lo anímico. En lo deportivo me parece que hay algunas cosas por mejorar, pero el otro día dieron una muestra de carácter, de personalidad, de ganas de poder cambiar el rumbo de esos seis partidos negativos. Hay que hablar y trabajar. Comprometerse a dar el 100% en cada juego.

Yo estoy conforme con el plantel, caso contrario no hubiera elegido venir. Hay material como para poder trabajar. Fernando Funes  ha sido muy importante el año pasado y ya lo estamos sumando de a poco en un lugar que no está cubierto.

Una vez que comience a rodar el equipo iremos haciendo una análisis más fino.

Estamos con la movida del sí se puede. Siempre se puede. El análisis que tienen que hacer los chicos es que no son mejores cuando ganan seis partidos seguidos, ni peores cuando pierden seis seguidos. Son los mismos jugadores que le ganaron el otro día a Peñarol y Boca Juniors. Lo que hay que encontrar es la confianza, la química que haga que ellos pueden competir de igual  a igual con cualquiera.

Después veremos si el nivel que podemos alcanzar nos va a permitir estar con los mejores, si no ver que hacer para mejorar. El equipo demostró que tiene ganas, que puede ser competitivo y eso es lo que cuenta a la hora de trabajar.

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