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ROBERTO "EDU" PAGELLA

Un pedazo de la historia del baloncesto juninense.

Fue uno de los símbolos de 9 de Julio en la época dorada de este deporte en nuestra ciudad, cuando se jugaba a cancha rebalsada de gente. Pasó por varios equipos de nuestro país y logró un ascenso con Estudiantes de Concordia, Entre Ríos, en la antigua “B”, hoy TNA.

“Yo comencé a jugar de grande al básquetbol, en 9 de Julio. No recuerdo haber hecho la categoría juveniles, sino que entré derecho en segunda división que en ese entonces existía.  En segunda estaban los que bajaban de primera y los que ya pintaban como para jugar más arriba.
Estaba pisando los dieciocho años. En ese momento era una cancha abierta. Había mucha gente que colaboraba y todas las tardes mirábamos si iba a llover o no a la noche para poder jugar, limpiábamos la cancha temprano, poníamos en condiciones las sillas de chapa, en fin era una ceremonia. Todo a pulmón. La cancha ya era de cemento, el polvo de ladrillo fue antes que yo empezara a jugar. Todas las canchas de la ciudad eran abiertas.
Tuve varios entrenadores, pero el más destacado fue Polo Cárdenas. Estuvo muchos años, marcó una época en el club. Manejó bien los chicos, la primera, todo. Anteriormente estuvieron los Quintanal y los Nigro.
El famoso equipo de 9 de Julio se armó despacito. Si bien surgió de un año para otro, venía gestándose porque había salido segundo, después tercero y se fueron mechando jugadores. Estaba Bertinotti, mi hermano José Luis, Romero, Canali, Mancini, después Giménez, Prandi, Igoillo. Vino Polo, lo formó y lo hizo caminar.
El clásico con Argentino se dio en esa época porque éramos los dos equipos más fuertes. Se hablaba una semana antes por la radio -porque no había televisión- los reportajes en los diarios, era todo un suceso. Después los hinchas el día del partido te volvían loco. Ni hablar si tenías teléfono. Hasta te mandaban autos de las cocherías fúnebres a la puerta de tu casa. No te dejaban dormir el día anterior, ni la siesta de ese mismo día.
Pero nosotros concentrábamos y nos íbamos a descansar a otra parte. Era bravo. Se hablaba hasta diez días después de cómo fue el partido. Una linda época.
Ojo que todo era ad honorem, porque inclusive laburábamos para el club. Tenía la sede a la vuelta, donde hoy está la gomería sobre calle Saavedra y Alemania. Después se vino todo para el edificio actual. Se hizo boxeo, fulbito y básquet”.
 
Rodolfo Palomo

“Fue uno de los presidentes más importantes en la historia del club 9 de Julio. No se si fue un adelantado, pero progresista. La veía diferente. En algunas cosas era conservador porque le costaba entrar en torneos nacionales.
Por ejemplo en esa época estaba Najnudel con el tema de la Liga Nacional y Palomo miraba el proyecto con cierto recelo, como que no le gustaba mucho la idea.
Pero dejó mucho en el club, inclusive el estadio lleva su nombre en reconocimiento. Estuvo muchos años al frente”.
 
Buenos Aires

“Con mi hermano estábamos en conversaciones con San Lorenzo y River Plate.  Mi hermano terminó la colimba y se fue a River. Yo ya estaba estudiando medicina en Buenos Aires.
 Al tiempo me habla el entrenador de River y me fui a jugar. Participé de muchos amistosos y me lesioné en el tendón de Aquiles. Pero jugué cuatro años y mi hermano estuvo como once. Después vino Vélez Sarsfield porque me habló Dasso. Estaban Spurio, Pellejero, el papá de Scola, dos americanos buenos. Más tarde pasé a  Boca Juniors, estaba Parisia. Tuve lindas temporadas. Fue la época en que Maradona pasó al Nápoli –estaba Noel de presidente- y en ese  momento también se dio la reorganización del básquet nacional y se hizo la Liga. En Boca estaban Pellandini, Fornier, Perazzo, Carlitos Gandolfo de Junín y dos americanos.
A mí la reorganización me agarró jugando en Concordia, Entre Ríos.  Resulta que no quería jugar más y me vine a Junín. Me llamó Vecchio y me insistió para ir a Concordia. Salimos campeones de la “B” con Estudiantes logrando el ascenso a la “A”. En ese tiempo estaban las tres categorías. Estaban Raffaelli, Gornatti, Vecchio, dos americanos, Aguirre, muy lindo equipo. Habíamos quedado con Peñarol de Mar del Plata, Gimnasia y Esgrima La Plata, Ciclista Olímpico de La Banda. En  Gimnasia estaba el pájaro Lorio y me tocó marcarlo a mí. Habíamos perdido con Peñarol en Mar del Plata por un doble y le sacamos doce en la revancha. Después no quise seguir en la Liga, ya me casé acá y terminé despuntando el vicio en el Club Junín”.
Diferencias
“Hoy en el básquet hay mucha velocidad y mucha fuerza. Nosotros para conseguir un grandote en nuestra época estábamos años. Hablo de la selección de Junín que era lo más representativo del momento. Éramos un equipo temible, sacábamos muy bien el contragolpe, defendíamos bien, éramos la niña mimada de todos los torneos. Pero nos faltaba un grande que le diera potencia, seguridad y firmeza debajo de los tableros.
En el básquet de hoy cualquier chicho es grandote. Cualquiera que juega afuera es alto, tira de tres, penetra, corre. La altura y la velocidad es lo que más rescato del básquet de hoy en día, como diferencia de mi época.
En cuanto a la calidad no se puede comparar. Algunos dicen que es mejor ésta, otros la nuestra. Cada época en distinta y no hay un parámetro de medición”.
 
9 de Julio, hoy

“La verdad que me llena de orgullo que Nueve de Julio hoy ande bien. Yo fui a ver a mi hijo en todos los equipos que estuvo. San Martín, Sarmiento, Ciclista, contra todos. Pero ahora con el “9” no voy más. Transpiro como loco, parece que estuviera jugando yo. Sé que andan bien, derechos. Cuando uno anda  derecho todo está bien y sale adelante. Si bien no tienen un grande determinante, es un equipo que va resolviendo partido por partido”.
 
La selección

“La selección Argentina respecto a los Olímpicos tuvo jugadores de un bajo rendimiento importante.  Sacando Scola no había gente representativa como para soportar semejante presión.
Entonces llegaron hasta donde pudieron.  Fue un campeonato parejo, no hubo tantos que se diferenciaron.
Yo no sé cuanto deberá pasar para que salga otro equipo como la Generación Dorada. Nunca se sabe. Hoy un chico aparece un año, desaparece al otro y vuelve a resurgir en el tercero. No hay tantos jugadores con muy buenas perspectivas.
Si bien hay chicos que pintan, el base, otro grande de abajo, son proyectos pero todavía no determinan. Al equipo lo hacen los jugadores grandes, los que ya están hechos. Lamentablemente no pudieron llegar más arriba.
Hoy hay mucha más cantidad de chicos, el juego es diferente, ahora vuelven a cambiar las reglas, es todo difícil. Pero se trabaja mucho”.
 
Una anécdota

“Estando en el combinado tuve un encontronazo con el Gurí Perazzo. Cuando yo fui con la selección de Junín a Ensenada, él jugaba para Gimnasia.  Estaba Beto Vignolo de técnico. A mi me tocó defender al Gurí porque estaban lesionados Mario Rico y Quique Biurrun.  Fue roce y roce. En el entretiempo cuando salimos discutiendo lo salivé y piqué. Me quería comer crudo.  Ellos nos ganaron por 6 y fueron campeones. Pasó el tiempo.
Voy un día a ver un amigo que tenía en Buenos Aires, Scandroglio un médico de Mercedes. Toco timbre en el portero, me atienden en el departamento y me dicen que Cachi no estaba. Pero me dicen que suba que estaba otro amigo esperándolo. Cuando llego y toco la puerta me atiende el Gurí Perazzo.  “Pasá”, me dijo. Yo no sabía dónde meterme. Hasta el día de hoy somos grandes amigos”. 

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