HORACIO RODRÍGUEZ

El Loro que voló por el país haciendo magia con la pelota.

Fue un exquisito del fútbol. Llegó como cualquier joven del interior que viene a Junín con una ilusión: jugar en Sarmiento. Estuvo en Argentinos Juniors y Colón de Santa Fe. Formó su familia acá y es un vecino más con una rica historia deportiva, desconocida para muchos.

“Nací en Carlos Tejedor y jugué siempre con los chicos en el campito, en el Papi Fútbol. Nací con la pelota en el pie, que en esa época no era la de ahora. La teníamos que hacer. Le sacaba una media a mi vieja y hacíamos una pelota de trapo. Con eso jugábamos hasta que llegó la pelota de tiento. Era una cosa muy pesada, había que moverla. Cuando estaba embarrada te agarraba el tiento y te marcaba. Todavía tengo marcas de esa época en el cuerpo. Además los botines con clavos de aluminio... una locura. Empecé a jugar a los quince años de manera amateur en el Club Argentino. También estaba Huracán que eran los grandes clásicos a cancha llena, era una locura cada vez que se enfrentaban. Cuando me tocó el servicio militar me destinaron a Bahía Blanca. Estuve dos años en Infantería de Marina. Allá jugué para Pacífico que vinieron a comprar el pase a Carlos Casares.
En 1968 volví a Tejedor, laburé un año y justo apareció Sarmiento de Junín. Me vine con un amigo a probar (Dameno). Allá jugaba de 10 y me preguntaron por un wing derecho, entonces lo traje. Tenía una polenta bárbara. Quedé en el equipo de la “B” de 1968 y en el ´69 tuvimos la mala suerte de descender”.

Colón de Santa Fe

“Jugué en la “C” en Sarmiento y después me vinieron a buscar de Colón de Santa Fe para la “A”. Allá jugué con unos monstruos como Edgardo Di Meola, Víctor Figueroa, Luis Tremonti que era el arquero y Ceballos, un delantero bárbaro que había venido de Córdoba.
Arranqué jugando contra River en cancha de Colón y le ganamos 3-2. La rompí en ese partido y eso que me habían puesto de wing derecho cuando yo me sentí cómodo toda la vida en el mediocampo. A mi me gustaba tener la pelota, gambetear,  y arriba si no tenía un buen ladero que me pasara la pelota navegaba como loco. No sentía ese puesto.  Me marcaba Jorge Dominichi, además jugaba Jorge Recio, Ricardo Pellerano, Rubén Paira, tenían una defensa bárbara.
En el segundo partido vamos a la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata.  La segunda pelota que toco me agarra Roberto Gonzalo, un marcador de punta. Se me tiró de lleno y me llevó la rodilla. Me la sacó de lugar. Estuve en Buenos Aires, luego hice la rehabilitación en Santa Fe y no podía jugar.  Entré muy pocos minutos en lo que quedaba de la temporada porque me dolía un montón”.
 
Jugar con Taqueta

 “Me volví a Sarmiento, mal. Había engordado porque no podía hacer gimnasia, no me podía mover literalmente. Me acomodaron un poco y volví a ponerme la Verde en el ´71. Alcancé a jugar partidos con Taqueta cuando trajeron el pase desde Francia.
Yo nunca había jugado con él. Pero era como si hubiésemos jugado toda la vida juntos. Yo sabía lo que iba a hacer él y viceversa. Era distinto, un fenómeno y ya con sus últimos cartuchos”.
 
Argentinos Juniors

“Antes que terminara la temporada vino un muchacho de Buenos Aires y me ofreció llevarme a Argentinos Jrs.
Realmente no quería ir, encima con la rodilla a medio recuperar.  Pero me convencieron y fui a hacer una práctica donde jugamos contra Huracán en 1972, una noche en cancha de ellos. La volví a romper. No me dejaron ni bañar. Me llevaron derecho a La Paternal y me esperaban un montón de dirigentes para firmar. Pero yo quería que me defendiera el contrato el tipo que me vino a buscar a Junín y juro que hasta el día de hoy no lo vi nunca más. Me defendí como pude, pedí un dinero para los papeles porque tenía que firmar en la Escribanía Cossola la transferencia del pase que en ese momento eran unos doscientos cincuenta pesos y me quedé dos años allá. Jugué con José Pekerman, Alberto Tardivo , Chiche Sosa,  Hugo Pena, entre otros y el técnico era Victorio Spinetto”.
 
Jorge Newbery

“Almirante Brown me fue a buscar y me ofrecieron quedarme. Hasta me daban trabajo. Pero me vine a principios del ´74 a Sarmiento. Yo ya no quería cobrar, solo pedía un trabajo porque  tenía 30 años y prácticamente una rodilla sola.  En el tironeo justo me salió lo de Jorge Newbery.  Le hice el mismo planteo. Además me quería quedar acá, si bien no me había casado estaba viviendo en la casa de mi novia. Como Newbery me prometió trabajo le dí enseguida el pase sin cobrarle un centavo.  En noviembre de 1974 estaba practicando y me llaman los dirigentes de Newbery que tenía que ir a hablar con el Dr. Terragno al Banco Junín donde entré enseguida a laburar.
Newbery para mi fue lo más lindo que he pasado en mi carrera. Era como una familia. Yo en Sarmiento vivía solo, debajo de una tribuna.
Jugamos el Nacional de aquel entonces que era una barbaridad. Hemos ganado partidos memorables como en San Nicolás donde hasta jugué desgarrado y me hicieron un penal. Inclusive el partido se había suspendido porque habían apretado un referee y aprovecharon para llevarme entre semana a un curandero de Rojas a ver si me podían acelerar el cierre del desgarro. José Tomino metió el penal y ganamos. Había un plantel bárbaro. Peteca Molina, Juan Carlos Vilchez, Tinco López, el colorado Cabaña, el ganso Toro que laburaba toda la noche en el camión y al otro día estaba fresco como una lechuga, te perseguía hasta debajo de la cama. Atajaba Alfredo Mariano Gironacci y me acuerdo de Oscar Sharry, Isamat, Carlos Burgos, Hugo Spadaro, Acosta, Vidal Ayala, Rodolfo Cadile.
Conseguimos el derecho de jugar el Nacional del ´74 y ´75, el segundo en Mar del Plata que justo me casé dos días antes de jugar.  Habré estado media hora en mi casa y salí para La Feliz donde enfrentamos a San Lorenzo el domingo. Fue tremendo, lluvioso, nos echaron como tres jugadores y metió el gol Cabaña. Hasta Zunino fue de arquero porque lo rajaron a Gironacci. Le pegaron varios tiros en los palos e iba y los besaba de la alegría que no le habían hecho el gol. Ganamos, el plantel se vino y yo me quedé de luna de miel en Mar del Plata.
Y acá en Junín salimos como siete años campeones de manera consecutiva.
Realmente yo nunca había ganado nada y con Newbery  gané todo”.
 
En Roca

“La verdad que yo ya estaba hecho. Con el trabajo que me dieron en Jorge Newbery y lo que yo había vivido ahí no quería más.
Pero nos juntamos un grupo de los del Banco Junín, estaba el Canario Patiño en el medio, y fuimos a jugar un nocturno con Origone. Ahí quedó el pase mío. Lo mejor era cómo nos esperaban después de los partidos. Era comer hasta el hartazgo y del mejor fiambre”.
 
La selección Argentina

“Para mí la selección cumplió. Un subcampeonato no es poca cosa.  En este país todos opinan, son técnicos. Empezaron a joder con que la defensa era un desastre, que lo único que teníamos eran los cuatro fantásticos adelante que iban a hacer la diferencia, etc.
Resulta que la diferencia la hicieron los de atrás y los delanteros que tenían que andar bien estuvieron más o menos. Vinieron con lesiones Higuaín y Agüero, éste último con grandes problemas familiares y la cabeza hecha un bombo que así no se puede jugar.
Messi es un fenómeno, pero no le veo tomar el protagonismo por ejemplo que tuvo Maradona en su momento. No se involucra demasiado en el juego y le faltan los laderos que tiene en el Barcelona que se la ponen con la mano y solamente tiene que hacer los goles.
La verdad que últimamente no veo fútbol en el país. No le encuentro un incentivo. Voy, vengo, miro un rato, hago otra cosa, me vuelvo a sentar un rato ante el televisor. En fin, yo no quiero comparar con lo de antes, pero quiero ver algo que me capture y sinceramente no existe”.

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